2. El relato de terror y fantástico

"No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño.”

Edgar Allan Poe, El gato negro

El universo literario de Cristina Fernández Cubas se inscribe en la denominada literatura de terror y fantástica, que adquirió el prestigio definitivo con las obras del alemán E.T.A. Hoffmann (1776-1822) y el norteamericano Edgar Allan Poe (1809-1849). Hoffmann se hizo famoso con la publicación de sus Cuentos fantásticos, en los que, partiendo de situaciones cotidianas, deja volar su imaginación creando un mundo inquietante con una prosa de un gran valor artístico. En Los hermanos de San Serapión, cuatro volúmenes de relatos, utiliza una técnica que la autora barcelonesa reproducirá en algunos de sus cuentos: la del grupo de amigos que se reúnen para contarse diversos acontecimientos. En cuanto a Poe, el tema más tratado en sus obras es la coexistencia de muerte y belleza. Su mundo poético es un continuo escape cerrado, sin posible salida; un mundo siniestro y oscuro en el que se desarrolla un ritual de resurrección: muertos que regresan de ultratumba y se mezclan con los vivos; paisajes remotos, abismales y lúgubres; y un ámbito infernal y críptico. Su estilo es perfecto en la forma, repetitivo, incisivo, de una frialdad sobrecogedora. Algunas de sus obras más destacadas son El cuervo, El pozo y el péndulo, La caída de la casa Usher o William Wilson, donde explora el tema del doble que también encontraremos en la narrativa de Fernández Cubas. De hecho, la escritora catalana admitió recientemente que la única influencia literaria que tuvo de pequeña fue a través de su hermano, que le contaba de forma dramatizada los cuentos de Poe.

Otro insigne representante del género es H.P. Lovecraft (1890-1937), el cual fue casi desconocido en su propia época, pero que actualmente goza de una cada vez más sólida reputación como creador de universos fantásticos y macabros. Sus escritos, particularmente los Mitos de Cthulhu, han influido desde los años 60 a los autores de ficción a lo largo y ancho del mundo, y se pueden encontrar elementos lovecraftianos en novelas, películas, música, videojuegos, cómics y dibujos animados. Muchos escritores modernos de terror, como Stephen King o Clive Barker, han citado a Lovecraft como una de sus más importantes influencias.