2. Determinismo y condicionantes del comportamiento de los personajes principales.

2.5. Fermín de Pas

Siguiendo a Galdós, don Fermín tiene una:


"personalidad grande y compleja, tan humana por el lado de sus méritos físicos, como por el lado de sus flaquezas morales (...) don Fermín es fuerte (...) Si no fuera un abuso el descubrir y revelar simbolismos en toda la obra de arte, diría que Fermín de Pas es más que un clérigo, es el estado eclesiástico con sus grandezas y desfallecimientos, el oro de la espiritualidad inmaculada cayendo entre el barro de nuestro origen (...) Tremenda lucha del coloso por la posición social, elegida erradamente en el terreno levítico,(...) con él hace pareja la vigorosa figura de su madre, modelada en arcilla grosera, con formas impresas a puñetazos".


Don Fermín es doble víctima de su falta de vocación para el sacerdocio y de
las limitaciones que le impone la sotana; dirige la fuerza de su personalidad a conseguir la sumisión total de Ana exacerbando en ella falsos misticismos para mantenerla cerca de él y a la vez alejada de don Alvaro. Vemos en Fermín tres aspectos importantes en su personalidad: 


1) Falta de vocación.
2) Limitaciones como hombre.
3) Influencia sobre Ana a su favor.


1) Esta falta de vocación es evidente en toda la obra, las tentaciones contra la
fe, la esperanza y la caridad, la crisis de conciencia, etc., hacen que actúe desde el
sacerdocio, pero no en el sacerdocio. Se sirve de su posición —la que escogió para
él su madre- para conseguir sus deseos de ambición, por lo que sustituye la falta
de vocación por el vicio del poder:


"... yo soy de miel a los que vienen a morder el cebo y de hiél a los que han mordido (...) yo soy un ambicioso (...)".


2) Don Fermín, que como hombre podría aplastar a su antagonista en todos los
terrenos, se ve prisionero de un estado, estaba obligado a actuar contra su rival de
una forma indirecta, cada vez más exasperada, que irá sellando su fracaso absoluto
no ya como sacerdote, sino como amigo, como enamorado, como persona. Su conflicto no nace de la traición a sus votos sagrados, sino de la fusión que supone la sotana:


"La sotana, azotada por las piernas vigorosas, decía: ras, ras, ras; como una cadena estridente que no ha de romperse'".
"Pero aquella cadena le quemaba el cuerpo".
"... él, atado por los pies con un trapo imnominioso, como un presidiario".
Al quitarse la sotana exclama: " ¡Aquello era un hombre!".


Podría decirse tras estos ejemplos que el Magistral está determinado ambientalmente, debido principalmente a su sonata y a su madre, doña Paula. Encontramos en don Fermín dos personalidades bien distintas, como un desdoblamiento, una la del Fermín codicioso, avaro y vil que desea tener a todos en un puño y ascender en su ansia de poder. Otra, la del Fermín comprensivo, educado y prudente, tal vez para conseguir sus propósitos vitales, pero a fin de cuentas humano. Pero ¿no es más cierto que el de Pas verdadero es un ser absolutamente despreciable, ambicioso, dominado desde su infancia por su enérgica madre, y que en una época de su vida, a los treinta y cinco años, se le descongela un poco el corazón al sentir tan cerca un alma tan pura y distinta a la suya, en Ana Ozores? ¿No siente envidia y vergüenza en ello?, ¿No sucede que ante la atracción de conseguir un bocado espiritual apetitoso y a la presencia hostil de don Alvaro, de Pas confunda o trastoque su rol de sacerdote con el de un hombre común sin ataduras de sotana y sienta por ella un amor natural, pero que Ana no comprende? Ella sólo comprende que encontró en él "al fin" a su "madre espiritual".

3) Fermín se apoya en Ana para su éxito mundano ante la sociedad, la utiliza como
símbolo de su grandeza y poder, era su mayor victoria ante Vetusta. Hasta que
don Alvaro entra en juego, entonces don Fermín celoso de don Alvaro, ejerce una
influencia demoledora en Ana:


"Desde aquel día el Magistral influyó cuanto pudo en aquel espíritu que dominaba por entonces, para arrancarle de la contemplación..." dándole buen resultado la porfía entre las fuerzas más representativas de Vetusta, Fermín casi obliga materialmente a Ana a mostrar su sumisión públicamente: "Lo que sabía a ciencia cierta es que en don Fermín estaba la salvación, la promesa de una vida virtuosa sin aburrimiento...".
Ante esta postura, su rival se manifiesta de la siguiente manera: "... y había obstáculos, ¡y de qué género!, ¡Un cura! Un cura guapo, había que confesarlo".


Don Álvaro también presiona por su parte, viendo que el Magistral le comía el
terreno, por lo que sufre la tortura y la indecisión ante la influencia del espíritu y
de los sentidos. Pero en el momento en que uno de los dos da un paso en falso, Ana aprovecha para inclinar la balanza hacía el lado opuesto.


El gran error de Fermo es el declararse, el de abrir su corazón sin saber que ella
no comprendería que un cura, y menos él, se manifestase en ese terreno. Fermín
además de estar determinado ambientalmente lo está psicológicamente. En la obra
se nos muestran abundantes citas en las que se nos presenta a un Fermín supeditado a la enérgica y anafrodita voluntad de su madre, Fermín es una marioneta suya:
"Fermín, que era el instrumento de que ella, doña Paula, se servía para estrujar el Obispado...".
"... y pensaba además que su madre al meterle por la cabeza una sotana,
le había hecho tan desgraciado, tan miserable, que él era en el mundo lo único digno de lástima".


Como resumen diré que al igual que Ana, nos encontramos ante dos tipos de
determinismo; el primero ambiental, con influencias por parte de su madre, del medio y de la sotana. Y el segundo psicológico, con influencias como son su ansia de poder:
"... yo soy un hombre que ha aprendido a decir cuatro palabras de consuelo a los pecadores débiles, y cuatro palabras de terror a los pobres de espíritu fanatizados (...) yo vendo la Gracia, yo comercio como un judío con la religión". 


y la esperanza de su salvación puesta en Ana: Refiriéndose a Ana: "Sí, sí era aquello algo nuevo para su espíritu, cansado de vivir nada más para la ambición propia y por la codicia ajena, la de su madre". 


No se da en Fermín el determinismo fisiológico, pienso que no busca en Ana su
cuerpo ni el amor carnal, aunque encontremos algunas citas con tintes eróticos, el
Magistral se mueve por otras motivaciones ya expuestas.