4. La cohesión

4.2. La conexión

En la gramática se han estudiado tradicionalmente sólo los nexos que relacionan las proposiciones de la oración compuesta; pero, a partir del desarrollo de la lingüística del texto y, sobre todo, de la pragmática, también se estudian un tipo de unidades, llamadas marcadores o conectores discursivos que sirven para guiar y cohesionar los fragmentos del discurso precedentes y siguientes. Son como unas señales que orientan la información ya que estos elementos ponen en conexión las unidades del texto (enunciados, párrafos, apartados e incluso unidades mayores), ordenándolas y estableciendo diversas relaciones significativas entre ellas (aditivas, de causa-efecto, ejemplificadoras, de síntesis, etc.). 

Los marcadores o conectores discursivos no pertenecen a una categoría morfológica determinada: pueden ser conjunciones (y, pero...), adverbios (además, después...), locuciones conjuntivas o adverbiales (siempre que, aun así, no obstante...), sintagmas (debido a...) e incluso oraciones (y podemos añadir que...). 

Existe una gran variedad de conectores, por lo que es difícil establecer una clasificación exhaustiva. Según las diversas funciones y en relación a su contenido, se pueden agrupar de la siguiente forma: 

Estructuradores u organizadores de la información: sirven para señalar la organización del texto o del discurso. Ejemplos: “pues bien”, “en primer lugar... en segundo lugar...”, por una parte... por otra...”, “hasta entonces”, “más tarde”, “por último”, “a propósito de”, “por cierto”, “hasta aquí”, “en el punto anterior”, “con respecto a”, “en relación con”, “acerca de”, etc. 

Conectores argumentativos: relacionan una parte del texto con el texto anterior. Ejemplos: “además”, “incluso”; “en consecuencia”, “por lo tanto”; “en cambio”, “sin embargo”; “después”, “entonces”, “luego”, “más tarde”, “en ese momento”; “enfrente”, “delante”, “detrás”... 

Reformuladores: presentan lo que se quiere expresar como más adecuado de lo que se pretendió decir anteriormente. Ejemplos: “es decir”, “en otras palabras”, “o sea”; “mejor dicho”, “más bien”; “en cualquier caso”, “de todos modos”; “en fin”, “en conclusión”, “en definitiva”... 

Operadores: muestran un ejemplo o refuerzan un argumento. Ejemplos: “por ejemplo”, “en concreto”; “en realidad”, “en el fondo”... 

Conversacionales: aparecen en la conversación y señalan el grado de certeza, las diversas actitudes del hablante respecto a lo que se está diciendo, etc. Ejemplos: “desde luego”, “por lo visto”; “bueno”, “vale”; “oye”, “mira”... 

Veamos los conectores textuales del siguiente texto: 

“La espectacularización de la realidad en los informativos es un recurso de doble filo. Por una parte, les otorga un plus de interés. Es un elemento motivador. Por otra, puede llevar a la trivialización y superficialidad [...]. De todos modos, el interés de las informaciones no deriva solo de la espectacularidad. Hay otros factores que lo condicionan, por ejemplo, la proximidad de las noticias respecto a las preocupaciones e inquietudes de los espectadores”. 

Además de los marcadores en negrilla, que en un caso ordenan ir distinguen (“por una parte”, “por otra parte”, “de todos modos”) y en otro caso detallan o ejemplifican (“por ejemplo”), vemos cómo dos oraciones pueden relacionarse de forma implícita, sin conector: “Es un elemento motivador”, que insiste en la idea haciendo hincapié en ella. 

Ahora bien, el conector es una marca sintáctica superficial que “conecta” una relación semántica que ha de existir previamente. Así, sería incorrecta esta relación: “María es rica; así pues, ha nacido en Edimburgo”.