EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES

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Curso: Llengua castellana i literatura II ~ gener 2020
Libro: EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES
Imprimido por: Usuari convidat
Día: viernes, 3 de mayo de 2024, 09:34

1. Introducción

Aquí podéis encontrar este recurso en PDF: Parte 1, Parte 2

 

El texto es la unidad básica de comunicación (oral o escrita) de la lengua,utilizada por un emisor en unas circunstancias determinadas. 

Frente a la idea de la gramática tradicional, que considera que la unidad básica de la lengua es la oración, el estudio del texto implica estudiar el proceso de comunicación entre emisor y receptor dentro de la situación extralingüística en que éste se produce. 

Cada enunciación completa es un texto. Éste no tiene una extensión prefijada: puede ser una palabra (“¡Atención!”), una oración, una novela o un ciclo novelístico completo, como Los Episodios Nacionales de Galdós, La Comedia Humana de Balzac o A la búsqueda del tiempo perdido, de Proust. En este sentido, la delimitación del texto viene determinada por la intención comunicativa del hablante. 

Es muy importante destacar que un texto debe tener un significado pleno, es decir, un sentido completo, ya que no toda secuencia de elementos lingüísticos forma necesariamente un texto. Por ejemplo, NO es un texto la siguiente secuencia: “María se fue a la cama y se puso a leer un libro; sin embargo, su madre tenía cuarenta años porque nació en Australia”.

Hay una serie de principios que es necesario tener en cuenta para que los discursos que emitimos permitan que la comunicación tenga éxito. Esos principios de construcción son los que conocemos como propiedades del textocoherenciacohesión y adecuación

Cada una de estas propiedades está relacionada con uno de los diferentes niveles de estructuración del texto. Así, la adecuación se relaciona con el proceso de la comunicación; la coherencia se relaciona con la estructura del texto y su significación, pues consta de una serie organizada de ideas que el emisor pretende transmitir al receptor; y la cohesión tiene que ver con la estructura gramatical, ya que los enunciados que constituyen un texto mantienen entre sí relaciones formales de distinto tipo que es necesario tener en cuenta a la hora de elaborar o comprender un texto.

2. La adecuación


La adecuación es la propiedad de escoger, entre todas las posibilidades lingüísticas, las más apropiadas para la situación de comunicación; o lo que es lo mismo, la propiedad por la que el texto se adapta a la situación. Es una coherencia externa, y tiene que ver con el emisor, el receptor, el canal y las funciones lingüísticas. En esta propiedad consideraremos la presentación y los registros lingüísticos. 

• Presentación: todo texto escrito debe guardar ciertos aspectos formales

      o Disposición sobre la hoja de papel en la que se escribe (márgenes, sangrados...).  

      o Tipografía: destacar los elementos esenciales mediante el subrayado, negrita, cursiva... 

  o Normativa: se han de respetar las normas ortográficas (acentuación, grafías...), morfosintácticas (concordancias, tiempos verbales...) y léxicas (evitar barbarismos, vulgarismos...). 


• Registro: consiste en seleccionar el registro más adecuado según la intención del emisor y según quien sea el receptor. Por ejemplo, no respondemos igual a una pregunta de un amigo que a una pregunta de un examen. 

3. La coherencia

La coherencia es la propiedad del texto que hace que éste se interprete como una unidad de información en la que todos los elementos se relacionan entre sí para formar el significado global. Para que un texto sea coherente es necesario que se den también las otras propiedades: que el texto sea adecuado a la situación y que los elementos que lo forman estén cohesionados, es decir, unidos por marcas que muestran la conexión de las ideas.

Destacamos dos aspectos básicos de la coherencia: la selección de la información y su estructuración

Cuando hablamos o escribimos ponemos en juego una serie de conocimientos con los que contamos en el momento de seleccionar la información que queremos comunicar y que completan esta información sin necesidad de ser dichos o enunciados. Estos conocimientos resultan imprescindibles para que el texto tenga sentido o, lo que es lo mismo, para que sea coherente. Son el contexto lingüístico, la situación, y un conjunto de conocimientos variados (lingüísticos, culturales, del mundo físico, etc.) que comparten emisor y receptor. 

Para ser coherente, todo texto ha de tener un tema (idea o plan global) que ha de manifestarse a lo largo de su desarrollo. Los elementos del texto -enunciados, párrafos o fragmentos- se relacionan porque tratan sobre aspectos diversos del mismo tema. El tema o idea global se puede manifestar externamente en los títulos del texto, artículo u obra, o también en los títulos de los capítulos o apartados. 

El receptor identifica el tema resumiendo el texto a lo esencial: suprimiendo informaciones accesorias, seleccionando la información relevante, generalizando a partir de características particulares y, finalmente, integrando los diversos conceptos en uno sólo que los abarque en su conjunto. 

En los textos, la información va avanzando gracias a la manera de enlazar el tema y a la nueva información que el emisor va aportando. Los procedimientos más frecuentes para lograr un avance en la información son: 

a) Tema constante: el tema se repite a lo largo de las oraciones que configuran el párrafo. 

b) Temas derivados: una vez enunciado el tema principal, el resto de los temas son aspectos o partes del primero. 

c) Temas enlazados: cada nuevo tema contiene información de aspectos o partes del tema anterior. 

Para que un texto sea coherente, desde el punto de vista del texto como producto, es necesario que siga las reglas siguientes: 

a) Regla de repetición: la mayor parte de las proposiciones se han de encadenar tomando como soporte la repetición de unos elementos base. 

b) Regla de progresión: su desarrollo se ha de producir con una aportación constante de nueva información. 

c) Regla de no-contradicción: no se puede introducir ningún elemento semántico que contradiga un contenido establecido anteriormente (explícito o presupuesto) 

d) Regla de relación: los hechos a los que se refiere el texto han de estar relacionados con el mundo real o imaginario representado.

3.1. La estructura. Teoría y ejemplos

La estructura es otro aspecto relacionado con la coherencia de un texto. En un texto bien construido, todas sus unidades han de estar perfectamente conectadas, de manera que no existan saltos y todo esté ordenado según unos criterios; la estructura contribuye a darle esa unión. La estructura global de un texto es la organización de la información a través de la que se manifiesta el tema, es decir, el orden determinado en que aparecen las ideas. Debe ser progresiva y seguir un esquema previo para evitar los defectos característicos de la falta de orden -repetición o mezcla de ideas- que rompen la coherencia del texto y dificultan o impiden su comprensión. 

Si se analiza el contenido de un texto se obtiene la siguiente estructura: 

a) El título: un enunciado que hace referencia a todo el texto y le da sentido. 

b) Los párrafos, separados por el punto y aparte. Cada párrafo constituye una unidad de sentido y desarrolla una idea. Las ideas de cada párrafo se desarrollan a través de oraciones (separadas por un punto y seguido o por un punto y coma) que nos comunican diversos contenidos. La idea fundamental de cada párrafo suele venir expresada mediante una o varias oraciones. 

La relación entre los párrafos da lugar a diversos tipos de estructura: 

• Descripción de un proceso: se realiza de una manera lógica y sistematizada, mediante una progresión temporal. 

• Descripción de una clase o conjunto: se expone un concepto general y a continuación se presentan los diversos subtipos. 

• Comparación: se pueden comparar conjuntos o elementos que permiten su definición. 

• Causa-efecto: construcción bimembre basada en un acontecimiento y las causas que lo han producido. 

• Pregunta-respuesta: construcción bimembre en que se formula un problema y se le da una respuesta. 

• Información obtenida por inducción (estructura sintetizante): se presentan ejemplos concretos de los que se infiere una ley general o conclusión. 

• Información obtenida por deducción (estructura analizante): se expone un principio muy general y abstracto que luego se explica mediante ejemplos concretos, de modo que se va de lo general a lo particular; la idea principal está al comienzo del texto. 

• Exposición mediante un esquema encuadrado: primero se enuncia una idea general, luego se demuestra mediante ejemplos y, finalmente, se llega a una conclusión que reafirma la idea inicial. 

• Exposición mediante un esquema paralelo: se presentan varias ideas con un mismo nivel de abstracción. 

• Argumentación: se presenta una opinión (que refleja una determinada ideología) y luego se intenta demostrar mediante ideas llamadas “argumentos”; si éstas son citas de autores famosos o importantes, se llaman “argumentos de autoridad”. No siempre estos textos son coherentes ni las opiniones, válidas. 

• Textos propagandísticos: pretende adoctrinar mediante una serie de datos aparentemente objetivos, para que el receptor extraiga conclusiones, pero sin que se exprese siempre en el texto la idea fundamental o información implícita. Muchas veces los datos no son objetivos.

 Hemos de tener en cuenta que estos modelos no agotan todas las posibilidades. 


Expondremos a continuación ejemplos de estructuras textuales que complementan los vistos en el tema citado. 

Texto 1: 

Sentado sin esfuerzo en la muelle butaca, rodeado de oscuridad y silencio por todas partes menos por una -el rectángulo luminoso de la pantalla-, un hombre va a pasar dos horas de su vida real contemplando un mundo inventado en que, por obra de artificio, sólo las sensaciones ópticas y auditivas existen. En esencia, ¿no es éste el complejo fenómeno artístico y social que solemos llamar "cine"? (…) 

La película es, ante todo, obra de arte, óptima algunas veces, mediocre muchas más, mala y aun malísima no pocas. Según esto, una cinta de las llamadas "comerciales" nunca deja de ser obra de arte, aunque lo sea -como un poema sublorquiano- por modo vulgar, fracasado o detestable. Yace en ella una fábula creada por la imaginación de un hombre, fábula convertida luego por otro en sucesión de efectos visuales y auditivos, interpretada plástica, expresiva y sonoramente por algunos más, y reducida, al fin, por la industria de un nuevo equipo, a la condición de imagen proyectable. Hay en el cine finas técnicas científicas y muy poderosos fines comerciales, pero la entidad comúnmente llamada "película" o "filme" -voz aprobada ya por la Real Academia Españolaalberga siempre en su seno, para su gloria o su condenación, esa sutil criatura que solemos llamar "obra de arte". En ella tiene su verdadero principio de ordenación. (…) 

La película es también un hecho de orden social. En el curso de pocas semanas, a lo sumo de pocos meses, centenares de millones de hombres de todas las razas y mentalidades han tenido ante sus ojos un mismo trozo de vida neoyorquina, africana, italiana o japonesa. No sólo esto. Sin proponérselo, acaso contra su propia voluntad, el plutócrata ve y oye la vida del arrabal, y los hombres del campo y del suburbio se meten en el hogar del aristócrata. No hay duda: la conciencia social de nuestra época sería incomprensible sin esta constante operación del cine sobre las almas de sus espectadores habituales. 

Pedro Laín Entralgo, Hacia el mundo del cine


Comentario: 

Nos encontramos ante un texto de estructura analizante. Laín Entralgo parte de una consideración inicial, formulada con una interrogación retórica que cierra el primer párrafo: ¿No es el cine un complejo fenómeno artístico y social? Después aporta datos que vienen a avalar el pensamiento expuesto: La película es, ante todo, obra de arte (párrafo 2); la película es también un hecho de orden social (párrafo 3). 

Así pues, la idea expuesta en el primer párrafo del texto se confirma con una serie de datos que ponen de manifiesto que no se trata de una afirmación gratuita. Esta sería, pues, la representación esquemática de la estructura del texto de Laín Entralgo: 

• Párrafo 1: concepto de "cine" como fenómeno artístico y social. 

• Párrafo 2: el cine como "obra de arte". 

• Párrafo 3: el cine como "hecho social": 

   ✔Facilita un mejor conocimiento de la realidad social. 

   ✔Favorece la relación entre las distintas clases sociales. 

   ✔Genera estereotipos sociales. 


Texto 2: 

En el instante del hundimiento español, en esa esquina trágica del siglo XIX y del XX, Dios los juntó (a Marcelino Menéndez Pelayo y a Ramón Menéndez Pidal) para que los españoles tuviéramos un aliento y una tarea, para probarnos que no había dejado de su mano a España. 

Y los juntó de modo bien curioso. En la obra inmensa de Menéndez Pelayo (¡sólo treinta y siete años de trabajo le otorgaste, Dios mío!) toda España había sido reflejada como un espejo concentrador. Menéndez Pelayo atendía de un modo normalmente riguroso al pormenor (y aun hoy, a través de la lente más hipercrítica, ¡cuán poco se le puede rectificar!), pero su espíritu era ante todo selector, coordinador, en una palabra, sintético. Y así su obra pudo ser eso: síntesis de España. 

Y aquí entra lo maravilloso. A Ramón Menéndez Pidal, al muchacho de veinticinco años que en 1895 se aprestaba a participar en el mundo de las letras, una fuerza misteriosa le guía: no se le pasa por la imaginación competir en el terreno de Menéndez Pelayo; menos aún el atacarle. No; el mundo es muy ancho: todos cabemos. Y aquella fuerza providencial le está guiando, le está señalando su destino: busca Menéndez Pidal, como punto de arranque, el estudio directo de los textos, el desmenuzamiento matemático, microscópico, del pormenor. Es algo totalmente nuevo en España. Pidal considera esa penosísima labor como una etapa previa, indispensable en su trabajo. Frente a la total síntesis de Menéndez Pelayo, su tarea empieza, pues, azuzada, enviscada hacia la minucia y el análisis. A comienzos de nuestro siglo, la obra de Menéndez Pelayo se iba coronando sintéticamente inmensa; la de Menéndez Pidal, se cuajaba inmensamente analítica. 

Dámaso Alonso, Menéndez Pelayo y Menéndez Pidal


 Comentario

Es un texto de estructura sintética. Dámaso Alonso expone una primera idea: el espíritu de Menéndez Pelayo era sintético y su obra fue una síntesis de España. Viene después una segunda idea: Menéndez Pidal era de espíritu minucioso y analítico. Y esas dos ideas concluyen en la siguiente reflexión: "A comienzos de nuestro siglo, la obra de Menéndez Pelayo se iba coronando sintéticamente inmensa; la de Menéndez Pidal apuntaba, se cuajaba inmensamente analítica". 

Así pues, el contenido del texto está dispuesto de modo tal que la idea con que se cierra se extrae de las expuestas con anterioridad. Esta sería, pues, la representación esquemática de la estructura del texto de Dámaso Alonso: 

• Párrafo 1: las figuras de Menéndez Pelayo y de Menéndez Pidal como ejemplo de laboriosidad. 

• Párrafo 2: espíritu sintético de Menéndez Pelayo. 

• Párrafo 3: espíritu analítico de Menéndez Pidal. Obras de Menéndez Pelayo y de Menéndez Pidal: síntesis rigurosa y análisis minucioso, respectivamente. 


Texto 3: 

Cuenta el biólogo Jacobo von Uexküll la historia de una criadita berlinesa que vio hacer una tina de lavar. Todo lo encontraba la chica muy comprensible; todo, excepto la procedencia de la madera. "¿Cómo hacen la madera?" -preguntaba cavilosa a su dueña. "La madera -respondía éstase coge de árboles como los que hay en el Tiergarten." "¿Y dónde hacen los árboles?" -sigue inquiriendo la muchacha. "No los hace nadie, crecen ellos solos." "¡Vamos! -concluye la incrédula y civilizada marizápalos-. ¡En alguna parte tendrán que hacerlos!" 

¿Si seremos un poco como esta criadita berlinesa todos los habitantes de una gran ciudad? ¿Tendremos un alma tan mecanizada y seca, casi incapaz ya de concebir la vida del árbol, el color de la tierra, el perfil del alcor, el vuelo rumoroso del insecto? Vivimos entre muros casi desheredados del sol, nos movemos hollando piedras ensambladas o compactamente embutidos en cajas mecánicas, holgamos congregándonos en locales oscuros, llenos de ficciones absorbentes. Ya no sabemos lo que es la naturaleza, ni recordamos el sabor del milagro. A veces cruzamos tal o cual plaza urbana, merecedora de unas manchas de césped o poblada por unos cuantos árboles, y nos sentimos traspasados por un desusado, casi desconocido deleite elemental. Otras veces, más raras, nos asomamos a un parque municipal, paseamos bajo los tilos verdes o cobrizos, y nos parece descubrir una nueva luz, un nuevo temple del alma, un mundo inédito. Muy de tarde en tarde nos decidimos a transponer esa orla de miseria, suciedad y dolor que circunda la ciudad, mas casi nunca para ver el rostro viejo y materno de la tierra. ¿Quién, entre cuantos transitan por la verbeneante acera, sospecha el color del pino cuando le hiere el sol rasante del atardecer, o la íntima, confidencial tristeza que rezuma la tierra cuando en el crepúsculo se hace oscura y violada, o el mudable gesto de la nube peregrina y difluyente? 

Pedro Laín Entralgo, La Generación del Noventa y Ocho


Comentario: 

A partir de la historia que refiere el biólogo Jacobo von Uexküll, Laín Entralgo hace una afirmación que recoge la idea esencial del texto: "Ya no sabemos lo que es la naturaleza". A continuación corrobora su pensamiento con una serie de observaciones: "A veces cruzamos tal o cual plaza urbana, (...). Otras veces, más raras, nos asomamos a un parque municipal, (...). Muy de tarde en tarde nos decidimos a transponer esa orla de miseria, suciedad y dolor que circunda la ciudad, (...)." Y concluye Laín Entralgo con una interrogación retórica, fuertemente expresiva, que ratifica su idea inicial, comparándonos con la criadita berlinesa, incapaz de concebir la vida del árbol: "¿Quién, entre cuantos transitan por la verbeneante acera, sospecha el color del pino cuando le hiere el sol rasante del atardecer, o la íntima, confidencial tristeza que rezuma la tierra cuando en el crepúsculo se hace oscura y violada, o el mudable gesto de la nube peregrina y difluyente? 

Así pues, la idea expuesta al comienzo del texto queda reafirmada al término del mismo, tras ofrecer el autor algunas explicaciones que la corroboran. Estamos, pues, ante un texto de estructura encuadrada. Esta sería, pues, la representación esquemática de la estructura del texto de Laín Entralgo: 

• Párrafo 1: Relato de una anécdota, puesta en boca de una criadita berlinesa, relativa a su ignorancia acerca de la procedencia de la madera y el origen de los árboles. 

• Párrafo 2: insensibilidad ante la Naturaleza. 

El hombre "urbano" vive de espaldas a la naturaleza. 

Desconocimiento generalizado del mundo de la naturaleza por los habitantes de una gran ciudad. 

 Reacciones emotivas ante el descubrimiento ocasional de vegetación en los espacios urbanos ("a veces/otras veces, más raras"). 

 El abandono de la ciudad no implica entrar en contacto con la naturaleza ("muy de tarde en tarde..., mas casi nunca"). 

 Ignoramos la incomparable belleza que el mundo de la naturaleza nos depara. 


Texto 4: 

Algunos españoles esclarecidos sintieron al menos la impresión de vacío, de flaccidez, que traía a sus almas su propia situación histórica de españoles. Esa impresión será expresada con distintos nombres: es la "abulia" que Ganivet diagnostica, el "marasmo" que angustia a Unamuno, la "depresión enorme de la vida" que Azorín advierte, la visión de una España vieja y tahúr, zaragatera y triste, que asquea a Machado, el inconsciente y alegre "suicidio lento" que con tan enorme tristeza -una tristeza de gigante vencido- delata Menéndez Pelayo. ¿Qué tiene que ver el necio contento de aquellos españoles -1885, 1890, 1895- con la ilusión grave y creadora de los pueblos acordes con su historia y con el tiempo en que viven? 

Porque, no lo olvidemos, el problema íntimo de la España ochocentista, desde 1812, es la irreductible discrepancia entre unos ardorosos tradicionalistas que no saben ser actuales y unos progresistas fervientes que no aciertan a hacerse españoles. Los españoles acordes con la historia de España no aciertan a vivir en su tiempo; los que pretenden vivir en su tiempo no saben afirmar la ambición ni la historia de España. A la hora de la Restauración, Cánovas y Sagasta dan menguado cumplimiento al programa de Sandhurst y pretenden resolver aquella medular discordia mediante un artificio casero, construido de tres piezas: los partidos políticos turnantes -se hace del "turno" un sucedáneo barato de la "unidad"-; un sufragio universal canalizado con habilidad y campechanería por medio del "pucherazo" y la institución del cacicato rural -¡qué envilecimiento, hasta desde el punto de vista lingüístico, depender históricamente de algo llamado "pucherazo"!-; y, en fin, una laxa libertad para la expresión literaria y política, a fin de que la gente española "se desahogue por el pico", como ella misma dice. 

Y la paz, la anhelada paz, antes calma chicha que paz verdadera y fecunda, sólo alterada por leves algaradas políticas y por los primeros síntomas visibles de la llamada "cuestión social": la cuestión social, dicen los guardias urbanos en los sainetes y zarzuelas chicas que por entonces solazaban el fácil humor del público burgués. 

Pedro Laín Entralgo, La Generación del Noventa y Ocho


Comentario: 

Laín Entralgo expone tres ideas en el texto anterior: el sentimiento de desaliento en que vive sumida el alma de muchos españoles en los años subsiguientes a la Restauración, amargamente denunciado por los hombres del 98; el enfrentamiento ideológico entre tradicionalistas y progresistas, que Cánovas y Sagasta trataron de superar dando cumplimiento al Manifiesto de Sandhurst; y la paz inconsistente, levemente alterada por conflictos político-sociales, en la que se forma la personalidad de los hombres del 98. 

Estamos, pues, ante un texto de carácter expositivo de estructura paralela, ya que ninguna idea se supedita a las demás, sino que todas, adecuadamente relacionadas, tienen la misma importancia conceptual. Esta es, pues, esquemáticamente reproducida, la disposición estructural que adopta el texto de Laín Entralgo, en el que abrimos, convencionalmente, tres párrafos (al dividir en dos el segundo párrafo del autor): 

Esquema

Párrafo 1. La España de la Restauración: insatisfacción y "desaliento" colectivos. 

Párrafo 2. Gobierno del Partido Conservador: aplicación bajo mínimos del "ideario" del Manifiesto de Sandhurst 

Párrafo 3. Paz social "aparente", perturbada por conflictos socio-políticos.

4. La cohesión

La cohesión es la propiedad por la se establecen relaciones entre los diversos elementos de la manifestación lineal del texto: sintagmas, oraciones, párrafos... Se materializan en unidades y relaciones sintácticas y semánticas e incluyen todos los fenómenos lexicales y gramaticales externos. La cohesión es una manifestación explícita basada en formas lingüísticas. 

Además de la simple repetición, hay dos tipos de relaciones entre los elementos del texto

  • las referenciales, en las que un elemento se refiere a otro sustituyéndolo con procedimientos gramaticales (deixis, anáfora, catáfora y elipsis) o léxico- semánticos (sustitución léxica).


  • las de conexión, en las que las ideas se relacionan a través de los llamados “conectores”.

4.1. Las relaciones referenciales

1. Procedimientos gramaticales: deixis, anáfora, catáfora y elipsis. 

a) La deixis es el mecanismo por el que el texto se refiere a elementos de la situación extralingüística. Los deícticos son pronombres o adverbios que sitúan el tema del que se habla (persona, objetos, actos...) en el tiempo y en el espacio; suelen acompañarse de gestos. Son deícticos los pronombres personales, pronombres y determinantes demostrativos y posesivos: yo, tú, este, ese, mi, tu...; y los adverbios, locuciones o sintagmas adverbiales: aquí, allí, ahora, hace un rato, en seguida, anteayer. En el centro del discurso se sitúa el emisor, que es el punto de referencia de personas, tiempo y espacio en el texto, el cual se articula desde su yo, aquí y ahora. 

Ejemplos

-Esta mañana yo no he salido a hacer mi paseo matinal; ¿lo has hecho

-No, porque ella no me ha dejado salir de aquí

Las palabras en negrilla sólo adquieren su sentido en el presente y en el espacio del emisor; las personas son el yo-emisor, su interlocutor, y la tercera ella conocida por emisor y receptor. Los deícticos se limitan a señalar todo lo relacionado con la situación. 

b) La anáfora es la relación entre un elemento llamado antecedente y otro que aparece después sustituyéndolo. Este último es normalmente un pronombre (personal, demostrativo, posesivo, relativo, etc.), un determinante (artículo, adjetivo demostrativo o posesivo, etc.), o un adverbio de lugar. 

Ejemplo: 

“Érase que en Londres vivían, no ha medio siglo, un comerciante y un artífice de piernas de palo, famosos ambos: el primero por sus riquezas y, el segundo, por su rara habilidad en su oficio. Y basta decir que ésta era tal, que aun los de piernas más ágiles y ligeras envidiaban las que solía hacer de madera”. 

A través de la sustitución gramatical (los pronombres y determinantes en negrilla) el autor va refiriéndose a los personajes y objetos, sin necesidad de repetir palabras (comerciante, artífice, pierna). Comprobamos, pues, que el texto se cohesiona con procedimientos gramaticales. 

Hay que incluir aquí los casos de sustitución de toda una oración, y también las llamadas anáforas “de identidad de sentido”, en las que el pronombre no se refiere exactamente al mismo objeto. 

Ejemplos: 

“Aparentemente en la imagen televisiva no hay mediación ni discurso, sino realidades. Pero esto es una ilusión”. 

Esto tiene como antecedente todo el enunciado anterior, al que sustituye. 

“Este coche es estupendo pero yo me he comprado uno mejor”. 

Uno no tiene como referente el mismo objeto (este coche), sino el mismo concepto (un coche, pero no el mismo). 

c) La catáfora es la relación que se da entre un elemento y otro que aparece después en el texto. A menudo se introduce con una coma o con dos puntos, y con expresiones del tipo: “lo que sigue a continuación:”; “veamos un ejemplo:”. 

Ejemplo: 

“Hay otros factores que condicionan el interés: por ejemplo, la proximidad de las noticias”. 

“Había nombrado una fonda y recordé que esa era mi segunda necesidad, hospedarme en alguna parte”. 

Otros y esa anticipan el referente, que aparece después (las expresiones subrayadas). 

d) La elipsis es la supresión de un elemento conocido que aparece muy cerca en el texto, y gracias al contexto es fácilmente recuperable. La elipsis es el procedimiento de referencia más habitual. La elipsis puede ser oracional: “¿No entra usted? No (quiero entrar)”; nominal: “Antonia canta y (Antonia) baila muy bien”; y verbal (o de SV): “Ayer vi la película. Yo también (vi la película)”.

2. Procedimientos de sustitución léxico-semánticos: 

La sustitución léxica es la relación que se da por la sustitución de una palabra por otra que es su sinónimo, hiperónimo 1 , hipónimo 2 o antónimo. La sustitución puede darse también entre un nombre propio y su común, o a través de una perífrasis, metáfora, o metonimia. El contexto es el que hace posible la sustitución, porque es en éste donde se concretan los rasgos de significación comunes.

1 Hiperónimo: palabra cuyo significado incluye al de otra u otras; p. ej., pájaro respecto a jilguero y gorrión. 

2 Hipónimo: palabra cuyo significado está incluido en el de otra; p. ej., gorrión respecto a pájaro. 


 Veamos varios ejemplos

  • “Tengo trece hijos, dos gatos, un perro, tres peces, dos conejos y un loro. Con los niños las cosas me van muy bien, pero con los animales - un capricho de mi santa esposa- tengo problemas”. Comprobamos que los hipónimos “hijos”, “gatos”, “perro”, etc. se sustituyen por los hiperónimos “niños” y “animales”. 
  • “Hay una diferencia radical entre las letras y las imágenes. El universo del televidente es dinámico, mientras que el del lector es estático. La televisión privilegia la gratificación sensorial, visual y auditiva, mientras que el libro privilegia la reflexión”. Vemos que “letras”, “el universo del lector” y “el libro” funcionan como expresiones sinónimas, aluden a la misma realidad. Lo mismo sucede con “imágenes”, “universo del televidente” y “televisión”. 
  • Cabe considerar aquí aquellas expresiones que, si bien no son sinónimas en sentido estricto, actúan como tales en el texto por el conocimiento del mundo que tienen emisor y receptor, como podemos comprobar en el ejemplo siguiente: “Asistió a la entrega de premios Harrison Ford, el famoso Indiana Jones. El actor americano llegó al acto acompañado de [...]”Los sintagmas subrayados actúan como expresiones sinónimas por el conocimiento de la realidad que se supone entre emisor y receptor.

4.2. La conexión

En la gramática se han estudiado tradicionalmente sólo los nexos que relacionan las proposiciones de la oración compuesta; pero, a partir del desarrollo de la lingüística del texto y, sobre todo, de la pragmática, también se estudian un tipo de unidades, llamadas marcadores o conectores discursivos que sirven para guiar y cohesionar los fragmentos del discurso precedentes y siguientes. Son como unas señales que orientan la información ya que estos elementos ponen en conexión las unidades del texto (enunciados, párrafos, apartados e incluso unidades mayores), ordenándolas y estableciendo diversas relaciones significativas entre ellas (aditivas, de causa-efecto, ejemplificadoras, de síntesis, etc.). 

Los marcadores o conectores discursivos no pertenecen a una categoría morfológica determinada: pueden ser conjunciones (y, pero...), adverbios (además, después...), locuciones conjuntivas o adverbiales (siempre que, aun así, no obstante...), sintagmas (debido a...) e incluso oraciones (y podemos añadir que...). 

Existe una gran variedad de conectores, por lo que es difícil establecer una clasificación exhaustiva. Según las diversas funciones y en relación a su contenido, se pueden agrupar de la siguiente forma: 

Estructuradores u organizadores de la información: sirven para señalar la organización del texto o del discurso. Ejemplos: “pues bien”, “en primer lugar... en segundo lugar...”, por una parte... por otra...”, “hasta entonces”, “más tarde”, “por último”, “a propósito de”, “por cierto”, “hasta aquí”, “en el punto anterior”, “con respecto a”, “en relación con”, “acerca de”, etc. 

Conectores argumentativos: relacionan una parte del texto con el texto anterior. Ejemplos: “además”, “incluso”; “en consecuencia”, “por lo tanto”; “en cambio”, “sin embargo”; “después”, “entonces”, “luego”, “más tarde”, “en ese momento”; “enfrente”, “delante”, “detrás”... 

Reformuladores: presentan lo que se quiere expresar como más adecuado de lo que se pretendió decir anteriormente. Ejemplos: “es decir”, “en otras palabras”, “o sea”; “mejor dicho”, “más bien”; “en cualquier caso”, “de todos modos”; “en fin”, “en conclusión”, “en definitiva”... 

Operadores: muestran un ejemplo o refuerzan un argumento. Ejemplos: “por ejemplo”, “en concreto”; “en realidad”, “en el fondo”... 

Conversacionales: aparecen en la conversación y señalan el grado de certeza, las diversas actitudes del hablante respecto a lo que se está diciendo, etc. Ejemplos: “desde luego”, “por lo visto”; “bueno”, “vale”; “oye”, “mira”... 

Veamos los conectores textuales del siguiente texto: 

“La espectacularización de la realidad en los informativos es un recurso de doble filo. Por una parte, les otorga un plus de interés. Es un elemento motivador. Por otra, puede llevar a la trivialización y superficialidad [...]. De todos modos, el interés de las informaciones no deriva solo de la espectacularidad. Hay otros factores que lo condicionan, por ejemplo, la proximidad de las noticias respecto a las preocupaciones e inquietudes de los espectadores”. 

Además de los marcadores en negrilla, que en un caso ordenan ir distinguen (“por una parte”, “por otra parte”, “de todos modos”) y en otro caso detallan o ejemplifican (“por ejemplo”), vemos cómo dos oraciones pueden relacionarse de forma implícita, sin conector: “Es un elemento motivador”, que insiste en la idea haciendo hincapié en ella. 

Ahora bien, el conector es una marca sintáctica superficial que “conecta” una relación semántica que ha de existir previamente. Así, sería incorrecta esta relación: “María es rica; así pues, ha nacido en Edimburgo”.