3. La coherencia

3.1. La estructura. Teoría y ejemplos

La estructura es otro aspecto relacionado con la coherencia de un texto. En un texto bien construido, todas sus unidades han de estar perfectamente conectadas, de manera que no existan saltos y todo esté ordenado según unos criterios; la estructura contribuye a darle esa unión. La estructura global de un texto es la organización de la información a través de la que se manifiesta el tema, es decir, el orden determinado en que aparecen las ideas. Debe ser progresiva y seguir un esquema previo para evitar los defectos característicos de la falta de orden -repetición o mezcla de ideas- que rompen la coherencia del texto y dificultan o impiden su comprensión. 

Si se analiza el contenido de un texto se obtiene la siguiente estructura: 

a) El título: un enunciado que hace referencia a todo el texto y le da sentido. 

b) Los párrafos, separados por el punto y aparte. Cada párrafo constituye una unidad de sentido y desarrolla una idea. Las ideas de cada párrafo se desarrollan a través de oraciones (separadas por un punto y seguido o por un punto y coma) que nos comunican diversos contenidos. La idea fundamental de cada párrafo suele venir expresada mediante una o varias oraciones. 

La relación entre los párrafos da lugar a diversos tipos de estructura: 

• Descripción de un proceso: se realiza de una manera lógica y sistematizada, mediante una progresión temporal. 

• Descripción de una clase o conjunto: se expone un concepto general y a continuación se presentan los diversos subtipos. 

• Comparación: se pueden comparar conjuntos o elementos que permiten su definición. 

• Causa-efecto: construcción bimembre basada en un acontecimiento y las causas que lo han producido. 

• Pregunta-respuesta: construcción bimembre en que se formula un problema y se le da una respuesta. 

• Información obtenida por inducción (estructura sintetizante): se presentan ejemplos concretos de los que se infiere una ley general o conclusión. 

• Información obtenida por deducción (estructura analizante): se expone un principio muy general y abstracto que luego se explica mediante ejemplos concretos, de modo que se va de lo general a lo particular; la idea principal está al comienzo del texto. 

• Exposición mediante un esquema encuadrado: primero se enuncia una idea general, luego se demuestra mediante ejemplos y, finalmente, se llega a una conclusión que reafirma la idea inicial. 

• Exposición mediante un esquema paralelo: se presentan varias ideas con un mismo nivel de abstracción. 

• Argumentación: se presenta una opinión (que refleja una determinada ideología) y luego se intenta demostrar mediante ideas llamadas “argumentos”; si éstas son citas de autores famosos o importantes, se llaman “argumentos de autoridad”. No siempre estos textos son coherentes ni las opiniones, válidas. 

• Textos propagandísticos: pretende adoctrinar mediante una serie de datos aparentemente objetivos, para que el receptor extraiga conclusiones, pero sin que se exprese siempre en el texto la idea fundamental o información implícita. Muchas veces los datos no son objetivos.

 Hemos de tener en cuenta que estos modelos no agotan todas las posibilidades. 


Expondremos a continuación ejemplos de estructuras textuales que complementan los vistos en el tema citado. 

Texto 1: 

Sentado sin esfuerzo en la muelle butaca, rodeado de oscuridad y silencio por todas partes menos por una -el rectángulo luminoso de la pantalla-, un hombre va a pasar dos horas de su vida real contemplando un mundo inventado en que, por obra de artificio, sólo las sensaciones ópticas y auditivas existen. En esencia, ¿no es éste el complejo fenómeno artístico y social que solemos llamar "cine"? (…) 

La película es, ante todo, obra de arte, óptima algunas veces, mediocre muchas más, mala y aun malísima no pocas. Según esto, una cinta de las llamadas "comerciales" nunca deja de ser obra de arte, aunque lo sea -como un poema sublorquiano- por modo vulgar, fracasado o detestable. Yace en ella una fábula creada por la imaginación de un hombre, fábula convertida luego por otro en sucesión de efectos visuales y auditivos, interpretada plástica, expresiva y sonoramente por algunos más, y reducida, al fin, por la industria de un nuevo equipo, a la condición de imagen proyectable. Hay en el cine finas técnicas científicas y muy poderosos fines comerciales, pero la entidad comúnmente llamada "película" o "filme" -voz aprobada ya por la Real Academia Españolaalberga siempre en su seno, para su gloria o su condenación, esa sutil criatura que solemos llamar "obra de arte". En ella tiene su verdadero principio de ordenación. (…) 

La película es también un hecho de orden social. En el curso de pocas semanas, a lo sumo de pocos meses, centenares de millones de hombres de todas las razas y mentalidades han tenido ante sus ojos un mismo trozo de vida neoyorquina, africana, italiana o japonesa. No sólo esto. Sin proponérselo, acaso contra su propia voluntad, el plutócrata ve y oye la vida del arrabal, y los hombres del campo y del suburbio se meten en el hogar del aristócrata. No hay duda: la conciencia social de nuestra época sería incomprensible sin esta constante operación del cine sobre las almas de sus espectadores habituales. 

Pedro Laín Entralgo, Hacia el mundo del cine


Comentario: 

Nos encontramos ante un texto de estructura analizante. Laín Entralgo parte de una consideración inicial, formulada con una interrogación retórica que cierra el primer párrafo: ¿No es el cine un complejo fenómeno artístico y social? Después aporta datos que vienen a avalar el pensamiento expuesto: La película es, ante todo, obra de arte (párrafo 2); la película es también un hecho de orden social (párrafo 3). 

Así pues, la idea expuesta en el primer párrafo del texto se confirma con una serie de datos que ponen de manifiesto que no se trata de una afirmación gratuita. Esta sería, pues, la representación esquemática de la estructura del texto de Laín Entralgo: 

• Párrafo 1: concepto de "cine" como fenómeno artístico y social. 

• Párrafo 2: el cine como "obra de arte". 

• Párrafo 3: el cine como "hecho social": 

   ✔Facilita un mejor conocimiento de la realidad social. 

   ✔Favorece la relación entre las distintas clases sociales. 

   ✔Genera estereotipos sociales. 


Texto 2: 

En el instante del hundimiento español, en esa esquina trágica del siglo XIX y del XX, Dios los juntó (a Marcelino Menéndez Pelayo y a Ramón Menéndez Pidal) para que los españoles tuviéramos un aliento y una tarea, para probarnos que no había dejado de su mano a España. 

Y los juntó de modo bien curioso. En la obra inmensa de Menéndez Pelayo (¡sólo treinta y siete años de trabajo le otorgaste, Dios mío!) toda España había sido reflejada como un espejo concentrador. Menéndez Pelayo atendía de un modo normalmente riguroso al pormenor (y aun hoy, a través de la lente más hipercrítica, ¡cuán poco se le puede rectificar!), pero su espíritu era ante todo selector, coordinador, en una palabra, sintético. Y así su obra pudo ser eso: síntesis de España. 

Y aquí entra lo maravilloso. A Ramón Menéndez Pidal, al muchacho de veinticinco años que en 1895 se aprestaba a participar en el mundo de las letras, una fuerza misteriosa le guía: no se le pasa por la imaginación competir en el terreno de Menéndez Pelayo; menos aún el atacarle. No; el mundo es muy ancho: todos cabemos. Y aquella fuerza providencial le está guiando, le está señalando su destino: busca Menéndez Pidal, como punto de arranque, el estudio directo de los textos, el desmenuzamiento matemático, microscópico, del pormenor. Es algo totalmente nuevo en España. Pidal considera esa penosísima labor como una etapa previa, indispensable en su trabajo. Frente a la total síntesis de Menéndez Pelayo, su tarea empieza, pues, azuzada, enviscada hacia la minucia y el análisis. A comienzos de nuestro siglo, la obra de Menéndez Pelayo se iba coronando sintéticamente inmensa; la de Menéndez Pidal, se cuajaba inmensamente analítica. 

Dámaso Alonso, Menéndez Pelayo y Menéndez Pidal


 Comentario

Es un texto de estructura sintética. Dámaso Alonso expone una primera idea: el espíritu de Menéndez Pelayo era sintético y su obra fue una síntesis de España. Viene después una segunda idea: Menéndez Pidal era de espíritu minucioso y analítico. Y esas dos ideas concluyen en la siguiente reflexión: "A comienzos de nuestro siglo, la obra de Menéndez Pelayo se iba coronando sintéticamente inmensa; la de Menéndez Pidal apuntaba, se cuajaba inmensamente analítica". 

Así pues, el contenido del texto está dispuesto de modo tal que la idea con que se cierra se extrae de las expuestas con anterioridad. Esta sería, pues, la representación esquemática de la estructura del texto de Dámaso Alonso: 

• Párrafo 1: las figuras de Menéndez Pelayo y de Menéndez Pidal como ejemplo de laboriosidad. 

• Párrafo 2: espíritu sintético de Menéndez Pelayo. 

• Párrafo 3: espíritu analítico de Menéndez Pidal. Obras de Menéndez Pelayo y de Menéndez Pidal: síntesis rigurosa y análisis minucioso, respectivamente. 


Texto 3: 

Cuenta el biólogo Jacobo von Uexküll la historia de una criadita berlinesa que vio hacer una tina de lavar. Todo lo encontraba la chica muy comprensible; todo, excepto la procedencia de la madera. "¿Cómo hacen la madera?" -preguntaba cavilosa a su dueña. "La madera -respondía éstase coge de árboles como los que hay en el Tiergarten." "¿Y dónde hacen los árboles?" -sigue inquiriendo la muchacha. "No los hace nadie, crecen ellos solos." "¡Vamos! -concluye la incrédula y civilizada marizápalos-. ¡En alguna parte tendrán que hacerlos!" 

¿Si seremos un poco como esta criadita berlinesa todos los habitantes de una gran ciudad? ¿Tendremos un alma tan mecanizada y seca, casi incapaz ya de concebir la vida del árbol, el color de la tierra, el perfil del alcor, el vuelo rumoroso del insecto? Vivimos entre muros casi desheredados del sol, nos movemos hollando piedras ensambladas o compactamente embutidos en cajas mecánicas, holgamos congregándonos en locales oscuros, llenos de ficciones absorbentes. Ya no sabemos lo que es la naturaleza, ni recordamos el sabor del milagro. A veces cruzamos tal o cual plaza urbana, merecedora de unas manchas de césped o poblada por unos cuantos árboles, y nos sentimos traspasados por un desusado, casi desconocido deleite elemental. Otras veces, más raras, nos asomamos a un parque municipal, paseamos bajo los tilos verdes o cobrizos, y nos parece descubrir una nueva luz, un nuevo temple del alma, un mundo inédito. Muy de tarde en tarde nos decidimos a transponer esa orla de miseria, suciedad y dolor que circunda la ciudad, mas casi nunca para ver el rostro viejo y materno de la tierra. ¿Quién, entre cuantos transitan por la verbeneante acera, sospecha el color del pino cuando le hiere el sol rasante del atardecer, o la íntima, confidencial tristeza que rezuma la tierra cuando en el crepúsculo se hace oscura y violada, o el mudable gesto de la nube peregrina y difluyente? 

Pedro Laín Entralgo, La Generación del Noventa y Ocho


Comentario: 

A partir de la historia que refiere el biólogo Jacobo von Uexküll, Laín Entralgo hace una afirmación que recoge la idea esencial del texto: "Ya no sabemos lo que es la naturaleza". A continuación corrobora su pensamiento con una serie de observaciones: "A veces cruzamos tal o cual plaza urbana, (...). Otras veces, más raras, nos asomamos a un parque municipal, (...). Muy de tarde en tarde nos decidimos a transponer esa orla de miseria, suciedad y dolor que circunda la ciudad, (...)." Y concluye Laín Entralgo con una interrogación retórica, fuertemente expresiva, que ratifica su idea inicial, comparándonos con la criadita berlinesa, incapaz de concebir la vida del árbol: "¿Quién, entre cuantos transitan por la verbeneante acera, sospecha el color del pino cuando le hiere el sol rasante del atardecer, o la íntima, confidencial tristeza que rezuma la tierra cuando en el crepúsculo se hace oscura y violada, o el mudable gesto de la nube peregrina y difluyente? 

Así pues, la idea expuesta al comienzo del texto queda reafirmada al término del mismo, tras ofrecer el autor algunas explicaciones que la corroboran. Estamos, pues, ante un texto de estructura encuadrada. Esta sería, pues, la representación esquemática de la estructura del texto de Laín Entralgo: 

• Párrafo 1: Relato de una anécdota, puesta en boca de una criadita berlinesa, relativa a su ignorancia acerca de la procedencia de la madera y el origen de los árboles. 

• Párrafo 2: insensibilidad ante la Naturaleza. 

El hombre "urbano" vive de espaldas a la naturaleza. 

Desconocimiento generalizado del mundo de la naturaleza por los habitantes de una gran ciudad. 

 Reacciones emotivas ante el descubrimiento ocasional de vegetación en los espacios urbanos ("a veces/otras veces, más raras"). 

 El abandono de la ciudad no implica entrar en contacto con la naturaleza ("muy de tarde en tarde..., mas casi nunca"). 

 Ignoramos la incomparable belleza que el mundo de la naturaleza nos depara. 


Texto 4: 

Algunos españoles esclarecidos sintieron al menos la impresión de vacío, de flaccidez, que traía a sus almas su propia situación histórica de españoles. Esa impresión será expresada con distintos nombres: es la "abulia" que Ganivet diagnostica, el "marasmo" que angustia a Unamuno, la "depresión enorme de la vida" que Azorín advierte, la visión de una España vieja y tahúr, zaragatera y triste, que asquea a Machado, el inconsciente y alegre "suicidio lento" que con tan enorme tristeza -una tristeza de gigante vencido- delata Menéndez Pelayo. ¿Qué tiene que ver el necio contento de aquellos españoles -1885, 1890, 1895- con la ilusión grave y creadora de los pueblos acordes con su historia y con el tiempo en que viven? 

Porque, no lo olvidemos, el problema íntimo de la España ochocentista, desde 1812, es la irreductible discrepancia entre unos ardorosos tradicionalistas que no saben ser actuales y unos progresistas fervientes que no aciertan a hacerse españoles. Los españoles acordes con la historia de España no aciertan a vivir en su tiempo; los que pretenden vivir en su tiempo no saben afirmar la ambición ni la historia de España. A la hora de la Restauración, Cánovas y Sagasta dan menguado cumplimiento al programa de Sandhurst y pretenden resolver aquella medular discordia mediante un artificio casero, construido de tres piezas: los partidos políticos turnantes -se hace del "turno" un sucedáneo barato de la "unidad"-; un sufragio universal canalizado con habilidad y campechanería por medio del "pucherazo" y la institución del cacicato rural -¡qué envilecimiento, hasta desde el punto de vista lingüístico, depender históricamente de algo llamado "pucherazo"!-; y, en fin, una laxa libertad para la expresión literaria y política, a fin de que la gente española "se desahogue por el pico", como ella misma dice. 

Y la paz, la anhelada paz, antes calma chicha que paz verdadera y fecunda, sólo alterada por leves algaradas políticas y por los primeros síntomas visibles de la llamada "cuestión social": la cuestión social, dicen los guardias urbanos en los sainetes y zarzuelas chicas que por entonces solazaban el fácil humor del público burgués. 

Pedro Laín Entralgo, La Generación del Noventa y Ocho


Comentario: 

Laín Entralgo expone tres ideas en el texto anterior: el sentimiento de desaliento en que vive sumida el alma de muchos españoles en los años subsiguientes a la Restauración, amargamente denunciado por los hombres del 98; el enfrentamiento ideológico entre tradicionalistas y progresistas, que Cánovas y Sagasta trataron de superar dando cumplimiento al Manifiesto de Sandhurst; y la paz inconsistente, levemente alterada por conflictos político-sociales, en la que se forma la personalidad de los hombres del 98. 

Estamos, pues, ante un texto de carácter expositivo de estructura paralela, ya que ninguna idea se supedita a las demás, sino que todas, adecuadamente relacionadas, tienen la misma importancia conceptual. Esta es, pues, esquemáticamente reproducida, la disposición estructural que adopta el texto de Laín Entralgo, en el que abrimos, convencionalmente, tres párrafos (al dividir en dos el segundo párrafo del autor): 

Esquema

Párrafo 1. La España de la Restauración: insatisfacción y "desaliento" colectivos. 

Párrafo 2. Gobierno del Partido Conservador: aplicación bajo mínimos del "ideario" del Manifiesto de Sandhurst 

Párrafo 3. Paz social "aparente", perturbada por conflictos socio-políticos.