4. Los morfemas flexivos

Los morfemas flexivos no modifican el significado general de la palabra, sino que aportan información necesaria gramaticalmente para que esta pueda existir de forma autónoma y correcta. Por ejemplo, en el caso del morfema de tiempo -aba- en cantaba, hemos indicado que es obligatorio para formar este tiempo verbal y, además, el significado del verbo no cambia: cantar es 'producir con la voz sonidos melodiosos' (RAE). Lo que aporta aquí -aba- es cuándo se produjo (en el pasado) y cómo se produjo (como un proceso inacabado, es lo que llamamos “aspecto”). Los morfemas flexivos a veces son llamados desinencias, y en español son: 

• El género: masculino o femenino. 

• El número: singular o plural. 

• La persona: primera (hablante), segunda (oyente), tercera (ni hablante, ni oyente). 

• El tiempo: presente, pasado y futuro. 

• El modo: indicativo, subjuntivo e imperativo. 

• El aspecto: perfectivo (acción acabada) e imperfectivo (acción inacabada).


Cuidado con el género 

Tenemos tendencia a creer que la terminación -o indica masculino y -a indica femenino. Sin embargo, no es correcto. Por ejemplo, el fantasma es masculino, y la -a no indica femenino: el lexema es fantasma. Para que -o o -a sean morfemas, tienen que oponerse entre sí. Así, en chic-o y chic-a son morfemas flexivos, pero en mesa la -a forma parte del lexema, porque no existe *meso. Los sustantivos en español tienen género gramatical: mesa es femenino, o rayo es masculino. Pero solo cuando la palabra tiene referentes sexuados el género y el sexo tienen relación.

El género y el número son morfemas propios de los sustantivos, los adjetivos y algunos determinativos; en estos casos, a veces se habla de declinación; el número, la persona, el tiempo, el modo y el aspecto son necesarios para el verbo, y se denomina a menudo conjugación.


Distinguir los morfemas flexivos: el morfo cero (Ø) 

En ocasiones es imposible separar los morfemas citados. A veces es porque un solo segmento indica varios morfemas, como en el caso de -aba-, que nos indica a la vez tiempo [pretérito imperfecto], modo [indicativo] y aspecto [imperfectivo]. Pero otras es, simplemente, porque no hay ninguna marca: el es llamado morfo cero. Por ejemplo, en gat-o-s, la -s indica el plural, pero ¿qué indica el singular en gat-o? Pues que no hay nada: sobreentendemos que es singular por ese hecho. Eso es el morfema cero, un vacío que aporta significado. Por eso, cuando queremos marcarlo, ponemos el símbolo Ø. Esto también ocurre con algunos morfemas verbales.