Desde más de mil años, a la medianoche en punto, ocurre un hecho mágico en las casas de Fairy Oak: minúsculas hadas luminosas cuentan historias de niños a brujas de ojos buenos, emocionadas y atentas.
Insólito, ¿verdad?
Todo el mundo sabe que brujas y hadas se llevan mal y que a las brujas no les gustan nada los niños. Pero estamos en el valle de Verdellano, en el pueblo de Fairy Oak,y aquí las cosas son un poco distintas...
Yo ya me he acabado el libro, hoy os voy a explicar porque el pueblo se llama Fairy Oak
El jefe de los Mágicos mostró al jefe de los Sinmagia un valle tranquilo que descendía en suave pendiente hacia el apacible mar de una bahía amplia y profunda. Era el valle de Verdellano. El monte Adum y los altos bosques lo protegían de los vientos la tierra verde y lozana.
Era un lugar de ensueño. Y, de hecho, alguien lo había elegido ya como su morada: un roble. Estaba solo en el centro de un claro y era el mayor árbol que los humanos habían visto nunca. Pero no era el tamaño su rasgo más sorprendente: ¡el roble hablaba! Para ser más precisos, nunca estaba callado. Todo lo que le pasaba por la cabeza (si es que puede hablarse de cabeza) lo pronunciaba en voz alta, lo mismo que hacen las personas cuando están solas.
Roble fue muy feliz por tener al fin compañía. Y así, Mágicos y Sinmagia construyeron a su alrededor el primer pueblo de la región; en su honor lo llamaron Fairy Oak, que significa: Roble Encantado.