8. . El contexto literario

La trama básica de La Celestina sigue la de la comedia elegiaca escrita en latín (Pánfilo, Sobre el amor) y de la comedia humanística (la Poliscena, escrita también en latín por Leonardo Aretino en 1433). Se puede reducir a un argumento bien sencillo: el amor de un joven por una bella doncella, a quien cree inalcanzable; la confesión del amante de sus penas de amor a un amigo o criado (en el Pánfilo, la diosa Venus); y el recurso a una vieja alcahueta, quien media con éxito entre los protagonistas. La diferencia básica entre nuestra obra y sus modelos radica en el desenlace: mientras en las comedias mencionadas los protagonistas acaban contrayendo matrimonio, en La Celestina Calisto y Melibea, sin plantearse en ningún momento el matrimonio, terminan muriendo, junto a los personajes que de alguna manera han mediado en los amores de ambos (Celestina, Pármeno y Sempronio). 

En el Pánfilo, por ejemplo, el protagonista busca personalmente la ayuda de la alcahueta, quien, como en La Celestina, se entrevista dos veces con Galatea. Durante la primera entrevista, en la calle, la vieja pondera las virtudes de su cliente, ante las cuales la muchacha reacciona un tanto recelosa, pero, abriendo su corazón, le encarga a la alcahueta que sondee las intenciones de Pánfilo. Finalmente, la vieja logra que los dos enamorados se citen en su casa. Durante la cita, Pánfilo viola a Galatea, y poco después, se casa con ella. Este mismo esquema, con escasas variantes, se repite en el episodio de don Melón y doña Endrina en El Libro de buen amor (1330). 

Pero donde más llaman la atención los parecidos es entre La Celestina y la novela Tirant lo Blanc, escrita por el valenciano Joanot Martorell y publicada en 1490 (esto es, nueve años antes que La Celestina). En el Tirant, el protagonista, al contemplar la belleza sensual y provocativa de Carmesina, queda inmediatamente rendido por el amor y se retira a su habitación, donde "posà lo cap sobre un coixí als peus del llit". Así lo encuentra su primo Diafebus, a quien acaba por confesarle su mal. Diafebus, como Sempronio, intenta consolarlo, aduciendo a Aristóteles y prometiéndole remedio a su situación, buscando --en el papel de intermediario-- la ocasión para hablar con Carmesina, quien, a diferencia de Melibea, no reacciona con ira, sino con cierta timidez, "la seua angèlica cara mudant de diverses colors". 

Los episodios amorosos que transcurren en los autos VII, XIV y XIX de La Celestina, también presentan analogías con el Tirant lo Blanc. Así, los lamentos de Melibea tras la pérdida de su virginidad y su última noche de amor se han puesto en relación con los de Estefania y la princesa Carmesina en situaciones similares, desde la inicial renuencia de la dama hasta su definitiva rendición sexual. En la última noche de amor, Melibea espera de un fogoso Calisto un acoso más acorde con los modos de un amante cortés, al igual que Estefania de Diafebus y Carmesina de Tirant. También el descenso y caída por las escaleras de Calisto tiene su trasunto paródico en el Tirant, cuyo protagonista entra en la habitación de la princesa, pero se ve obligado a emprender la huida saltando desde una terraza a través de una cuerda. En el descenso, Tirant se cae y se rompe una pierna: "els metges miraren-li la cama e trobaren-la tota rompuda e los ossos que eixien alt sobre lo cuiro". En el Amadís de Gaula (1508, pero con una versión portuguesa muy anterior), el protagonista, en pleno campo, obtiene de Oriana el galardón más preciado, "más por la gracia y comedimiento de Oriana, que por la desenvoltura y osadía de Amadís, fue hecha dueña la más hermosa doncella del mundo". Pero más adelante, después de un malentendido con su dama, Amadís se refugia en Peña Pobre, adonde se ha dirigido abandonando la caballería y adoptando la vida ermitaña, absolutamente enfermo de amor, al borde de la muerte por el desdén de su amada (este episodio es replicado en el capítulo XXVI del Quijote, cuando el hidalgo se retira a Sierra Morena imitando a Amadís). Tras reconciliarse Amadís con Oriana en el Castillo de Miraflores, donde se encaramó a un huerto y "tomó a su señora entre sus manos", sigue ocultando su identidad, simulando todavía haber desaparecido. Tal actitud resulta comparable a la de Calisto, no solo cuando se refugia en su habitación, sino también cuando finge haber desaparecido de la ciudad tras consumar su relación sexual con Melibea.

El pasaje del Tirant, sin embargo, cabe ponerlo más en relación con el de Pármeno y Areúsa en La Celestina (VII). En la obra de Joanot Martorell, Plaerdemavida se encarga de llevar a Tirant hasta la habitación de Carmesina, donde, desde dentro de una caja, el caballero puede contemplar el cuerpo desnudo de la princesa, mientras Plaerdemavida va tocando cada una de sus partes más íntimas a la vez que las va describiendo en voz alta invocando a Tirant: "Vet ací les sues cristal·lines mamelles, que tinc cascuna en sa mà; bese-les per tu [...]. Mira, Tirant, vet ací lo seu ventre, les cuixes e lo secret. ¡O trista de mi, que si home fos, ací volria finir los meus darrers dies!". La estrategia de Plaerdemavida es exactamente la misma que la de Celestina, quien también palpa y describe las partes íntimas del cuerpo de Areúsa para excitar a un tímido Pármeno, a quien conduce junto al lecho de la prostituta, invitándolo a una conducta similar a la que Plaerdemavida sugiere para Tirant: "¡Bendígate Dios y señor San Miguel Ángel! ¡Y qué gorda y fresca que estás! ¡Qué pechos y qué gentileza! Por hermosa te tenía hasta agora, viendo lo que todos podían ver; pero agora te digo que no hay en la ciudad tres cuerpos tales como el tuyo, en quanto yo conozco." (VII). 

El auto XX, correspondiente al suicidio de Melibea, tiene múltiples antecedentes; pero entre todos ellos conviene mencionar un episodio de los Comentarios a la Eneida de Servio (siglo IV), donde una doncella llamada Melibea ama a Alexis y es correspondida por él. Los padres de la muchacha, en cambio, la prometen a otro, y Alexis, desesperado, se marcha. El día de su boda, Melibea se arroja desde el tejado de su casa pero, al no sufrir daño alguno, huye hacia el puerto en busca de su amante. Otro posible antecedente se encuentra en el intento de suicidio de la protagonista de la Elegía de madonna Fiammetta de Boccaccio (siglo XIV). Fiammetta es una mujer noble felizmente casada, pero un día se enamora de un joven extranjero llamado Pánfilo, quien, tras corresponderla durante un tiempo, debe partir reclamado por su padre, con la promesa de regresar al cabo de cuatro meses. Al no cumplir Pánfilo su juramento, Fiammetta empieza a sucumbir en una enfermedad, que su inocente marido identifica con la melancolía (depresión), de la que la intenta aliviar llevándola a los baños de Nápoles. Fiammetta recibe, posteriormente, noticias sobre el amor de Pánfilo por otra mujer y decide suicidarse, arrojándose desde lo más alto de su casa. Al igual que el marido de Fiammetta, Pleberio también cree a su hija enferma de melancolía y pretende --aunque inútilmente-- tratarla con toda clase de remedios. 

El planto de Pleberio, aparte reminiscencias literales de Petrarca, se ha puesto en relación con el de la madre de Leriano en la Cárcel de amor (1492), especialmente a partir de la edad de la madre, además de las tópicas exclamaciones contra la muerte, el mundo y el amor. Entre los dos plantos se han señalado coincidencias bastante literales.