1. . El problema de la autoría

El primer problema que presenta La Celestina es el de su autoría. ¿Quién escribió La Celestina? Los críticos e historiadores de la literatura todavía no han llegado a una conclusión compartida por todos. Quizá la pregunta esté mal planteada y en su lugar haya que preguntarse: ¿quiénes escribieron La Celestina

Sobre la autoría de la obra existen dos teorías explicativas. La primera defiende la hipótesis de un único autor que compuso la obra en fases diferentes y sucesivas. La segunda, en cambio, propone la presencia de dos autores, uno de los cuales sería Fernando de Rojas. 

En uno de los textos introductorios, la carta abierta titulada "El autor a un su amigo", Fernando de Rojas afirma haber encontrado un manuscrito y que se decidió a continuarlo:

"Vi que no tenía su firma del autor; el cual, según algunos dicen fue Juan de Mena, e según otros Rodrigo Cota. Pero, quienquiera que fuese, es digno de recordable memoria por la sutil invención, por la gran copia de sentencias entregeridas que so color de donaires tiene. [...] E porque conozcáis dónde comienzan mis mal doladas razones y acaban las del antiguo autor, en la margen hallaréis una cruz, y es el fin de la primer [es]cena. Vale".

En el mismo texto, afirma que terminó la obra en quince días durante unas vacaciones. 

La doble autoría se reafirma en la octava siguiente, que forma parte del texto introductorio "El autor, excusándose de su yerro...":

Yo vi en Salamanca la obra presente;

Movime a acabarla por estas razones:

Es la primera, que estoy en vacaciones;

La otra, inventarla persona prudente;

Y es la final, ver ya la más gente

vuelta y mezclada en vicios de amor.

Estos amantes les pondrán temor

A fiar de alcahueta ni falso sirviente”.

Así pues, Rojas afirma que continuó ese primer acto anónimo hasta darle el cuerpo de la conocida como Comedia de Calisto y Melibea, obra de dieciséis actos. Pero, además, declara también ser el autor de los cinco actos añadidos a la Comedia, que le dan el cuerpo definitivo como Tragicomedia de Calisto y Melibea. Así, en el Prólogo se puede leer:

"Así que viendo estas contiendas, estos dísonos e varios juicios, miré a dónde la mayor parte acostaba e hallé que querían que se alargase en el proceso de su deleite destos amantes, sobre lo cual fui muy importunado. De manera que acordé, aunque contra mi voluntad, meter segunda vez la pluma en tan extraña labor e tan ajena de mi facultad, hurtando algunos ratos a mi principal estudio, con otras horas destinadas para recreación; puesto que no han de faltar nuevos detractores a la nueva adición".

Este prólogo introduce interesantes elementos en lo que se refiere a la autoría de la obra, pues en él el autor, pese a declarar no conocer el nombre de quien escribió el texto encontrado, dice poder barajar los de Juan de Mena y Rodrigo Cota. Asimismo afirma no querer revelar su nombre y, sin embargo, da informaciones preciosas sobre su trabajo y sus estudios. Además, podemos obtener el dato (de su nombre) siguiendo la indicación que nos da el editor Alonso de Proaza en una de sus octavas finales:

"No quiere mi pluma, ni manda razón,
que quede la fama de aqueste gran hombre,
ni su digna gloria ni su claro nombre,
cubierto de olvido por nuestra ocasión.7
Por ende, juntemos de cada renglón
de sus once coplas la letra primera,
las cuales descubren por sabia manera
su nombre, su tierra, su clara nación".

Uniendo la primera letra de cada uno de los versos de las once estrofas introductorias, se descubre el nombre de Fernando de Rojas como autor de la obra: "El bachiller Fernando de Rojas acabó la comedia de Calisto y Melibea, y fue nacido en La Puebla de Montalbán". 

Resumiendo: Fernando de Rojas completó en dos veces una obra que había encontrado, perteneciente a un autor desconocido, que podría ser Cota o Mena.

Sin embargo, otros estudiosos, como el erudito Marcelino Menéndez y Pelayo, han defendido la autoría única de la obra. Según Menéndez, el autor se mueve dentro de la fábula no como el continuador de una obra ajena, sino como quien dispone libremente de su obra. El germen de la comedia está en el acto I, y todo lo demás sería un desarrollo lógico de este. Para estos críticos, es evidente que Rojas no compuso toda la obra en quince días, sino en muchos más, y continuó trabajando sobre ella y añadiéndole las partes que aparecieron posteriormente. Si no la firmó, fue porque no quiso cargar con la paternidad de una obra que no tenía nada que ver con su ocupación de jurista, o bien por seguir una convención literaria de la que otros autores también se sirvieron.

Hoy en día la teoría más aceptada es la de la doble autoría, que explicó perfectamente otro Menéndez, en este caso Menéndez Pidal, según el cual La Celestina tendría dos autores: un autor anónimo que compuso el primer acto, y un segundo autor que redactó, en dos fases, los siguientes veinte actos de la obra. Este segundo autor sería Fernando de Rojas. Esta tesis está basada en las evidentes diferencias lingüísticas (ortográficas y morfosintácticas) que existen entre el primer acto y los restantes. Además, está apoyada por las diferencias entre las fuentes de las citas que los personajes utilizan en su lenguaje, siendo las del primer acto mucho más ricas, variadas y de un nivel literario más alto respecto a las de los otros dos actos.