6. . Los personajes

6.1. . ¿Bruja o hechicera?

El tema de la magia es un tema que hay que tomar con mucha prudencia. En realidad, Celestina se parece más a un artesano de los manejos y engaños que a una bruja de pura cepa. Sus verdaderas capacidades están en su saber moverse en las entrañas de la ciudad y, sobre todo, en saber usar bien las palabras y la retórica. Celestina habla de sí misma como de una trabajadora, como de una persona que con constancia y empeño ha sabido ganarse la vida y ha llevado adelante su negocio. Habla de la decena de "mozas" que ha llegado a tener en su casa de citas, y se relaciona con sus protegidas como una madre, brindando consejos y sentencias que muestran su conocimiento del mundo. Por lo que se refiere a la magia, en la tragicomedia a Celestina siempre se la denomina «hechicera», y la única ocasión en la que se utiliza la palabra «bruja» es para referirse a la condena de Claudina, la madre de Pármeno, su compañera y maestra. La diferencia es relevante. En la época en que se escribió la Celestina, dicha distinción estaba claramente establecida por la ley civil y la Inquisición con el fin de que pudiesen condenarse de una manera u otra a aquellos que practicaban la magia. En el caso de las brujas, eran acusadas de herejía y condenadas a muerte por haber realizado un pacto con el diablo y, por lo tanto, haber abjurado de la fe cristiana. En cambio, la hechicería, como forma de magia, no era considerada un acto de herejía, puesto que la hechicera no sucumbía al poder de Lucifer. En consecuencia, no eran sentenciadas a la hoguera o a la horca. En la tragicomedia, la verdadera naturaleza de Celestina se nos muestra con ambigüedad, aunque ella nunca abjura de la fe cristiana (ni en sus últimos instantes), por lo que sería más adecuado referirse a ella como hechicera. (Para más información sobre este aspecto tan interesante de la obra clicad aquí)