5. . Los temas

El tema principal de La Celestina es, sin lugar a dudas, el amor. Por dos razones: la primera es que todo el motor de la acción y de la historia empieza cuando Calisto cae enamorado de Melibea. La segunda es porque el amor, causa de los destinos trágicos de los protagonistas, es el blanco de las acusaciones moralizantes que el mismo Fernando de Rojas se encargará de aclarar en sus prólogos. 

Pero ¿qué tipo de amor es el que se encuentra en La Celestina? Muchos críticos han señalado en primer lugar el amor cortés o, mejor dicho, la parodia que de ese tipo de amor se hace en la obra. El amor cortés, de larga tradición poética en toda la lírica occidental a partir de los trovadores provenzales, había llegado hasta final del siglo XV a través de la ficción caballeresca (piénsese en el Amadís). Fernando de Rojas no podía no conocer esta tradición y todo el peso y la importancia que ese tipo de amor, en el que la sumisión del caballero a la dama es fundamental para los equilibrios de la relación amorosa, seguía teniendo en la sociedad. 

Sin embargo, nuestro bachiller era consciente de los cambios en curso en la sociedad castellana de final de siglo e introduce en su obra la figura de un caballero que es toda una parodia de los protagonistas de las obras anteriores a La Celestina. Con Calisto entra en escena en la literatura castellana un personaje que, en contraste con el caballero del Amadís de Gaula (que elige retirarse en la Peña Pobre para sufrir en la soledad las penas del amor no correspondido), no deja de utilizar todos los engaños de los que es capaz una vieja alcahueta de mala fama para conquistar a Melibea y gozarla físicamente. Calisto, en contra de todos los ideales corteses, no se preocupa de desvelar a gente de bajo rango (sus criados, por ejemplo) su amor y su pasión por una dama de clase alta como es Melibea. En la escena inicial del libro, cuando encuentra a la persona objeto de sus deseos, no observa un comportamiento tímido y reservado, tal como imponía la praxis del amor cortés, sino que declara inmediatamente a Melibea sus intenciones. De ahí que que la joven dama reaccione con enojo y defina el comportamiento de Calisto como un "loco atrevimiento". 

Estos elementos de desfase con la tradición cortesana de origen provenzal son una clara señal de que en La Celestina se puede asistir al ocaso del amor trovadoresco y al amanecer de un realismo amoroso de otro tipo. En efecto, en La Celestina se desarrolla un amor pasional físico, cuyas características no encajan en los ideales de la caballería. El protagonista masculino de ese tipo de amor es atrevido, se muestra descortés, es blasfemo, habla con cualquiera de su pasión, de sus deseos, y en los encuentros amorosos se muestra hasta vulgar. Pensemos en la escena del acto decimocuarto cuando Calisto habla a Melibea y sus "desvergonzadas manos", que nunca habían pensado llegar a tocar la ropa de la joven dama, penetran por debajo de ella y consiguen tocar "su gentil cuerpo y lindas y delicadas carnes". 

Es la degradación total de la conducta cortés. Es el final ineludible de una sociedad que ya no existe y cuya agonía ya se había manifestado en las últimas novelas caballerescas. El amor villano y nada espiritual entra incluso en la realidad de la clase elevada y pone fin a todo un sistema de valores que duraba desde el siglo XI. Otros valores entran en el juego amoroso y lo alteran para siempre. Entre estos no se puede dejar de señalar el dinero, segundo tema principal de La Celestina

En el pasado, el noble caballero, enamorado de la bella y angélica dama, no contaba con intermediarios para tratar de conseguir el sí de su señora. Eran la constancia de sus rezos, la abundancia de sus suspiros, de sus heroicas empresas, la nobleza de su comportamiento, las mejores garantías de sus posibilidades de éxito. Todo esto desaparece en la concepción de la relación amorosa en La Celestina. Calisto, para lograr lo que quiere, confía en la intermediación de una vieja bruja, prostituta y alcahueta. ¿Y cómo la consigue? Con dinero. Este es el medio que regula todas las relaciones entre los personajes de la Tragicomedia. Entre Calisto y Celestina; entre esta y Sempronio y Pármeno; entre estos y su amo; entre la vieja y sus dos protegidas. El dinero, en forma de regalos o de oro, es la mercancía más común en las relaciones entre los personajes junto con la cantidad de las fórmulas retóricas. Sí, porque la degradación de los valores compartidos, sobre todo entre los representantes de las clases elevadas y los de las clases subalternas, no deja de esconderse detrás de la cortina hipócrita de una retórica hecha de muchas palabras, de muchas fórmulas literarias vacías de contenido. 

Esta espiral de degradación que atañe todos los niveles sociales acaba por acarrear la única consecuencia lógica, es decir, la muerte. La muerte, tercer tema troncal de La Celestina, es la última etapa de un recorrido de degradación moral que, empezando por un deseo pasional y pecaminoso, pasando por mentiras, engaños, manejos, amores vulgares, sexo lujurioso, acaba con la muerte de Celestina, de Sempronio y Pármeno, de Calisto y de Melibea. La primera paga por sus engaños y su avidez. Los dos criados por su codicia, su hipocresía y su traición. Calisto por su lujuria y Melibea por la vergüenza de su pecaminosa relación. 

El llanto final de Pleberio y su invectiva contra el poder desmesurado y maligno del amor cierra una lógica que va desde el amor mismo (o su degradación) hasta la muerte. El personaje de Pleberio es el que se encarga de dar a los lectores la moraleja que está detrás de las acciones de los personajes y los acontecimientos trágicos que cierran la historia. En cierta manera se encarga de poner de manifiesto las intenciones del autor y descubrir la finalidad de la Tragicomedia