2. . Fernando de Rojas

No conocemos demasiados detalles sobre la biografía de Fernando de Rojas. Nació probablemente entre 1465 y 1475 en la Puebla de Montalbán, cerca de Toledo. Estudió bachillerato en leyes en la Universidad de Salamanca y ejerció como jurista y alcalde en Talavera de la Reina. Una de las noticias más relevantes a fin de determinar ciertos aspectos de La Celestina es que Fernando de Rojas estaba relacionado con conversos, es decir, con judíos convertidos a la religión cristiana. No se sabe si él mismo lo fue y si tuvo personalmente problemas por serlo. Lo que sí se sabe es que su suegro tuvo que defenderse de las acusaciones de la Inquisición y que unos primos suyos fueron condenados por judaizantes. Pese a esto, la obra de Fernando de Rojas no tuvo problemas con el Santo Oficio y se pudo imprimir con toda seguridad hasta, por lo menos, 1633-1634, cuando se censuraron algunos pasajes y se incluyeron en el Índice (de libros prohibidos). 

Que tenía conocimientos jurídicos no puede negarse, pues las referencias a cuestiones legales abundan en la obra: solo hay que seguir con atención el catálogo que se ofrece de los castigos que podía conllevar la práctica de la alcahuetería y la hechicería, o el extenso monólogo de Calisto en el acto XIV, en que reflexiona sobre la actuación del juez que condenó a muerte a Sempronio y a Pármeno. 

Parece ser que después volvió a La Puebla de Montalbán, hasta que en 1508 tomó posesión de la alcaldía de Talavera de la Reina. En 1525 la Inquisición inició proceso contra su suegro, Álvaro de Montalbán, por judaizante. Este intentó que fuese su yerno quien lo defendiese ante el tribunal, pero no obtuvo permiso. En este detalle se ha querido ver una prueba más de que Rojas era converso o descendiente de conversos. 

En Talavera de la Reina se casó con Leonor Álvarez, con la que tuvo varios hijos; al primogénito de ellos, Francisco Rojas, legó toda su biblioteca. De su testamento se desprende que murió en Talavera de la Reina en 1541.