1. Fonts

1.4. Fonts: Vicente Blasco Ibáñez

"El rebaño gris:

Ayer fue embarcado en nuestro puerto el regimiento peninsular.
!Hermoso espectáculo!

Una masa de jóvenes vestidos con trajes de mecánica, pasando el portón que conducía a la escala del Antonio López, mirando en derredor con cierto azoramiento, andando como sonámbulos, sin osar volver la mirada atrás por miedo a que la tierra patria, que tal vez no vuelvan a ver, despertase en su memoria penosos recuerdos que hiciesen asomar las lágrimas a sus ojos. Un rebaño gris que, mansamente guiados por pastores tristes y desdentados, avanzaba sobre los embreados maderos, subiendo la escala para desaparecer en las entrañas del trasatlántico.

...] allá va con rumbo a las Antillas nuestra juventud robusta, arrancada al trabajo de los campos, a la industria de las ciudades, para caer exánime en la manigua o en el lecho caliente y apestado aún por el último moribundo, llamando en vano a la madre separada de ellos por miles de leguas.

Triste y oscuro es su porvenir, pero no pueden quejarse de la despedida.

Lo más selecto y distinguido ha ido a saludarles al alejarse de la Península.

Los que cobran los pingües sueldos de Cuba; los que por su nacimiento están seguros de que en caso de ruina el gobierno les dará algún puesto en las Antillas de esos que permiten hacer milagros; las gentes pudientes que por obra y gracia de seis mil reales tiene la generosidad de renunciar al alto honor de servir a la patria, fueron los que con más puntualidad acudieron a despedir a esos humildes obreros, enfundados en un uniforme, respetable, sí, porque es la vestidura reservada a los parias, a los pobres, a los desgraciados.

No pueden quejarse esos infelices que se alejan con rumbo a la muerte. En la orilla estaban las madres y las hermanas conteniendo los sollozos. Veíanse las mujeres de los sargentos tragando sus lágrimas para no asustar a los niños que miraban con asombro en la popa del buque al padre vuelto de espaldas para ocultar su emoción; era dolorosa la despedida; pero ya estaban allí las autoridades para animar al rebaño repartiendo pesetas y tabaco, y tampoco faltaban hablando de la patria, honor, etc., esos buenos burgueses que a la menor alteración de orden público corren a esconderse en el último pueblo de la provincia, pero que, belicosos por afición, gustan de leer por las noches, en la caliente cama y con el gorro de dormir, las noticias de las batallas, y por las mañanas digieren mejor el chocolate si saben que hemos vencido.

¡A Cuba, sí! Debemos defender nuestros intereses. Por el honor de España tenemos que guardar fusil en mano los millones de los negreros jubilados; debemos conservar la isla para que no se interrumpan las remesas de ladrones; es preciso conservar nuestras Antillas tal como hoy están, para que el mundo civilizado pueda apreciar un ejemplo palpable de cómo se gobernaban las colonias en tiempo del absolutismo.

El porvenir no debe inquietar a ese rebaño gris de infelices que se aleja. Más de una mitad estará antes de tres meses pudriendo tierra...pero ¿qué importa esto? También gozaran el envidiable honor de que Romero Robledo u otro de los ingeniosos políticos que tienen ingenios (haciendas) en Cuba los llore en el Congreso como héroes, como mártires de la patria, sin enterarse siquiera de sus nombres."

"Que vayan todos, pobres y ricos"

Ayer era mucha la gente que en el puerto contemplaba el Transatlántico Sarastegui, anclado junto a la riva, enorme monstruo de hierro que arrojaba negruzco hálito por la boca de su chimenea, como jadeante de impaciencia por llenar presto su cóncavo vientre con la carne de pobre, la carne de esclavo que una ley absurda envía a las Antillas para que la devoren las fiebres y las penalidades de la campaña.

Ayer, aglomerado en lanchones y subiendo las empinadas escalerillas de los costados, iba entrando en el buque el rebaño gris, la cohorte de desgraciados que no tienen padres ni seis mil reales, ni cacique que les proteja, y que víctimas del desbarajuste nacional y de absurdos privilegios, marchan a la guerra para derramar su sangre por esa integridad nacional que sólo parece interesar a los pobres.


Vicente Blasco Ibáñez .Valencia.
Articles.

"El rebaño gris" Data: 8 marzo 1895
"Que vayan todos, pobres y ricos" Data: 5 de septiembre de 1896