1. LOS MORFEMAS

En morfología lingüística, un morfema es un monema independiente, es decir un fragmento mínimo capaz de expresar un significado, y que unido a un lexema modifica su definición.1​ En muchas lenguas los morfemas generalmente están constituidos por una secuencia de fonemas, aunque en otras lenguas algunos elementos fonéticos suprasegmentales como el tono, el acento o la nasalidad pueden constituir una diferencia fonética que realiza un fonema, en esos casos los morfemas no son un fragmento separable de la palabra.

Tradicionalmente, se ha señalado que el «morfema es la unidad más pequeña con significado de la lengua» aunque dicha definición no es demasiado útil porque no aclara qué debe entenderse por significado, ni establece qué es una unidad relevante. Informalmente los morfemas se clasifican en varios tipos: morfemas léxicos o lexemas, y morfemas gramaticales que a su vez se clasifican en derivativos y flexivos. Algunos autores usan el término monema para designar tanto a los lexemas como a los morfemas gramaticales, mientras que otros autores usan el término morfema para designar cualquier tipo de monema, sin importar si se refiere a un monema dependiente o no dependiente.

En las lenguas flexivas los morfemas constituyen la parte variable de la palabra. El morfema, con valor gramatical, aparece siempre asociado al lexema, con valor semántico. Ambos pueden descomponerse en unidades menores: los fonemas, que no tienen significado gramatical ni semántico, y que son las unidades mínimas de la fonología.1