CONSIDERACIONES PREVIAS A LA LECTURA DEL QUIJOTE

Antes de empezar la lectura de la obra de Cervantes, es necesario hacer las siguientes aclaraciones:

 1. Prólogo a la primera parte. En él nos dice el autor que compuso la obra en la cárcel. Efectivamente, parece ser que Cervantes concibió y comenzó a escribir su obra en alguna de las ocasiones en que estuvo encarcelado en Sevilla. También aquí escribe el autor que “todo él es una invectiva contra los libros de caballería”. Sin embargo, si bien ésta fue su primera intención, la obra se fue engrandeciendo y ganando en profundidad para presentar, además de esta idea inicial, la problemática del destino del hombre y de la época que le tocó vivir a Cervantes. La tercera idea importante que se expone en este prólogo es la que se refiere al ideal estilístico del autor: “procurar que a la llana, con palabras significantes, honestas y bien colocadas, salga vuestra oración y periodo sonoro y festivo (…) dando a entender vuestros conceptos, sin intricarlos ni oscurecerlos”. Todo ello responde a las notas de sencillez y naturalidad características del ideal renacentista; no obstante, los resultados, la composición de la obra y el contenido de la misma responden —al menos en parte— a supuestos barrocos.

 
2. Composición de la primera parte. Cervantes dividió esta primera parte a su vez en cuatro; de ahí que en el capítulo VIII termine con estas palabras: “hallar el fin desta apacible historia… le halló del modo que se contará en la segunda parte”, porque es aquí donde acaba la primera de estas cuatro partes. Esto mismo sucederá en el capítulo XIV: “dando aquí fin a la segunda parte”, y en el XXVII: “que en este punto dio fin a la tercer”

Por otra parte, en el capítulo IX, Cervantes se vale de un recurso que es necesario aclarar: el autor se inventa a un supuesto escritor árabe, Cide Hamete Benengeli, como autor de la historia que se va a relatar. Aparte de la ironía que esto supone, Cervantes se vale de este recurso para darle a la segunda salida, que comienza en el capítulo VII, una mayor perspectiva histórica, ya que al alejar la acción de la realidad presente, la fantasía puede intervenir con mayor libertad para complicarla, introducir hechos y personajes y dar verosimilitud al relato. Ello permite, entre otras cosas, la introducción de una serie de relatos (Cardenia y Luscinda, El cautivo, etc.) ajenos, en parte, a la trama central.

 

3. Prólogo a la segunda parte. En 1614 apareció una falsa segunda parte del Quijote firmada por Alonso Fernández de Avellaneda: el «Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha». Este hecho motivó que en el prólogo de su segunda parte –la auténtica–, Cervantes censurara a este supuesto autor y se defendiera de los ataques que Avellaneda le dirigió en aquel falso Quijote.


Y una observación indispensable: Al responder a las preguntas que se harán en este y el siguiente lliurament, debéis llamar al personaje principal Don Quijote o D.Quijote, y al libro –si queréis abreviar– «el Quijote» (siempre entre comillas o en cursiva), o bien con el título completo «Don Quijote de la Mancha». NO ES CORRECTO referirse al personaje como 'el Quijote', de la misma forma que no lo sería denominar a su escudero 'el Sancho', o a su amada 'la Dulcinea'.


  

Última modificación: martes, 5 de noviembre de 2019, 20:44