7. El lenguaje

El lenguaje es el instrumento más eficaz para recrear la sociedad española en su totalidad. Valle se aleja del lenguaje teatral de su época, fabricando un nuevo que contuviese todos los niveles de habla, desde lo más bajo a lo más alto, desde el argot del arrabal al galicismo modernista. Con el lenguaje caracteriza a los personajes, pero también las peculiaridades de los grupos sociales. 

El lenguaje literario 

La obra presenta personajes que tienden a literaturizar la vida en todas sus manifestaciones. Valle Inclán pondrá en labios de sus personajes citas textuales de autores de diversas épocas (“¡Mal Polonia recibe…!”) (“¡Juventud, divino tesoro!”). (“corza herida…”), alusiones mitológicas (“Artemisa”); términos y expresiones modernistas (“el divino William” (por Shakespeare); “la Babilonia londinense “(por Londres)). Lo peculiar es que generalmente el autor atribuye a estas citas un valor irónico. 

Lenguaje enfático

Más que el lenguaje literario lo que caracteriza a algunos personajes de la obra es el empleo de un lenguaje enfático, que suena a oídos del espectador como lenguaje culto. Pero no todos los personajes cultos utilizan un lenguaje culto, sino que por el contrario hacen gala de conocer el lenguaje popular; y por el contrario personajes que en principio utilizarían un lenguaje vulgar, utilizan un lenguaje enfático de raíz culta: 

-abundancia de expresiones exclamatorias, presentes sobre todo en el habla de Max. 

-tendencia del autor a privilegiar conceptos trascribiéndolos en mayúsculas. (“Iglesia Española Independiente”) 

-utilización de galicismos o expresiones francesas.( “El Journal” por el diario El Popular). 

-utilización de citas latinas y griegas. (“salutem plurimam”); 

-utilización de una jerga teosófica. (“karma”; “Conciencias, Voluntades y Potestades”). 

-utilización de constantes hipérboles. (“He sido […] inquisitorialmente torturado”). 

-selección léxica cultista. (“¿qué rumbo consagramos?”). 

El énfasis cultista se produce también dentro del habla popular. La diferencia estriba en que mientras los personajes cultos quedan, en muchos casos ridiculizados por su grandilocuencia, los personajes populares utilizan la grandilocuencia, con intención paródica, para ridiculizar. (“no introduzcas tú la pata”) 

Lenguaje popular 

El lenguaje popular, por tanto, presenta dos estratos el que hemos visto que podríamos denominar cultista y el propiamente popular o vulgar. En el que denominamos lenguaje popular de raíz cultista confluyen una serie de fenómenos mediante los cuales personajes populares pretenden –unas veces con intención seria o ultracorrectora y otras con intención irónica- elevar o enfatizar su lenguaje. Algunos de estos fenómenos pueden observarse en el lenguaje de los representantes de la autoridad: “escándalo en la vía pública”; “gritos internacionales”. Estas mismas tendencias aparecen en las expresiones tomadas del lenguaje del periodismo político: “es un anárquico”; “para el restablecimiento del orden”. Por último, cabe señalar que la intención irónica se intensifica en determinados eufemismos: “visitar el nuncio” (tener el periodo la mujer); “última mueca/ viaje sin retorno” (muerte); “papiros de piel de contribuyente” (billetes).

Junto a esta tendencia, también convive un lenguaje coloquial con la intención de caracterizar a los personajes de más baja extracción social. Entre los coloquialismos destacan: 

-presencia de vulgarismos. “sus lo entrego” “se le han apegado las sábanas”. 

-frases hechas: “tomar la coleta”; “estar marmota”; “tan guapamente”. 

-apelativos insultantes. ”golfa”, “bellaco”, ”botarate”, “pájara”. 

-expresiones del estado alcohólico. “estar curda” “estar briago” 

-variedad de términos relacionados con el dinero. “pasta”, “apoquinar”. 

-utilización de gitanismos “parné”, “chanelo” o “gachó”. 

-fenómenos particulares del habla madrileña. “apoquinar” “vivales” “pipi” 

-Reduce las palabras con lo que extrema la familiaridad: La Corres (La Correspondencia), la prevé (la prevención), la propi (la propina). 

-Decirle a alguien lo contrario de lo que es: “capitalista” (al que no tiene nada) “palacio” (a la buhardilla).