7. Fonts

  1. Abdicación de Alfonso XIII.

    Discurs parlamentari del 27 maig 1932Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más Críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse y sin duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra patria se mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas en eficaz forcejeo contra los que las combaten; pero 
    resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil. 
    No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigurosa. 
    Espero conocer la auténtica expresión de la conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real reconociéndola como única señora de sus destinos. 
    También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor de la Patria. Pido a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles.- 
    14 de abril de 1931 Alfonso, Rey.


  2. Macià vist per Cambó

    Macià, en el fons del qual hi havia una immensa quantitat d’infantilisme, en proclamar la República Catalana va creure que n’hi hagut prou d’anar de casa seva a la Plaça de Sant Jaume i fer uns crits, per produir una immensa transformació en l’estructura d’Espanya i en els sentiments més pregons dels espanyols. I, així, començà a donar ordres com si Catalunya estigués ja constituïda en Estat independent. Els qui més l’estimulaven per aquest camí eren alguns militars (la majoria no catalans) tan insensats com ell. Així, Francesc Macià ordenà a les Duanes i a les Delegacions d’Hisenda que enviessin les recaptacions a la Generalitat i començà a dictar les disposicions per apoderar-se de tots els serveis públics.

    Quan els qui governaven la República a Madrid s’assabentaren del que feia Macià, comprengueren que en ésser conegut arreu d’Espanya provocaria un moviment no sols contra Catalunya sinó contra la República. Esgarrifats, enviaren en avió Fernando de los Ríos, Lluís Nicolau d’Olwer i Marcel·lí Domingo, per convèncer a Macià que tot el que estava fent era pura follia. No fou poc el que hagueren de maldar per a convèncer-lo, per= finalment l’home va cedir; es resignà a no fer res i canvià el nom de República Catalana pel de Generalitat de Catalunya, amb el qual actuaria amb les funcions que abans tenia la Mancomunitat, mentre es tramitava normalment i legalment l’Estatut de Catalunya, d’acord amb el pacte de San Sebastián.

    Fins llavors, Francesc Macià s’havia posat personalment en ridícul manta vegada; ara, i des del poder suprem del seu país, també hi havia posat Catalunya.

    Francesc Cambó: Memòries.

  3. Azaña.

  • Azaña: Causas de la guerra en España. 1939.

    "El nuevo régimen se instauró sin causar víctimas ni daños. Una alegría desbordante inundó el país. La República venía realmente a dar forma a las aspiraciones que desde los comienzos del siglo trabajaban el espíritu público, a satisfacer las exigencias más urgentes del pueblo.
    La sociedad española ofrecía los contrastes más violentos. En ciertos núcleos urbanos, un nivel de vida alto, adaptado a todos los usos de la civilización contemporánea, y a los pocos kilómetros, aldeas que aparecen detenidas en el siglo XIX. Casi a la vista de los palacios de Madrid, los albergues miserables de la montaña.

    Provincias del noroeste donde la tierra está desmenuzada en pedacitos, que no bastan para mantener al cultivador; provincias del sur y oeste donde el propietario de 14000 hectáreas detenta en una sola mano todo el territorio de un pueblo.

    La República, como era su deber, acentuó la acción del Estado. Acción inaplazable en cuanto a los obreros campesinos. El paro que afectaba a todas las industrias españolas, era enorme, crónico, en la explotación de la tierra. Cuantos conocen algo de la economía española saben que la explotación lucrativa de las grandes propiedades rurales se basaba en los jornales mínimos y en el paro periódico durante cuatro o cinco meses al año, en los cuales el bracero campesino no trabaja ni come. Con socialistas ni sin socialistas, ningún régimen que atienda al deber de procurar a sus súbditos unas condiciones de vida medianamente humanas, podía dejar las cosas en la situación en que las halló la República”.

    Azaña, Manuel: Causas de la guerra en España. 1939.


  • Discurs parlamentari del 27 maig 1932

"Catalunya diu, diuen els catalans: "Volem viure d'una altra manera dins l'Estat espanyol". És una pretensió legitima: és legítima perquè la llei constitucional ho autoritza.
La llei fixa els tràmits que ha de seguir aquesta pretensió i qui i com l'ha de resoldre.
Els catalans han complert els tràmits i ara ens trobem davant un problema que es defineix de la següent manera: conjugar l'aspiració particularista o el sentiment o la voluntat autonomista de Catalunya amb els interessos o els fins generals i permanents d'Espanya dins de l'Estat de la República. Aquest és el problema i cap altre".
Discurs parlamentari del 27 maig 1932

  • Azaña, M. Diario de sesiones 1931

“La revolución política, es decir, la expulsión de la dinastía y la restauración de las libertades públicas, ha resuelto un problema específico de importancia capital, !quién lo duda!, pero no ha hecho más que plantear y enunciar aquellos otros problemas que han de transformar el Estado y la sociedad españolas hasta la raíz. 
Estos problemas, a mi corto entender, son principalmente tres:

el problema de las autonomías locales, el problema social en su forma más urgente y aguda, que es la reforma de lo propiedad, y este que llaman problema religioso, y que es, en rigor, lo implantación del laicismo del Estado con todas sus inevitables y rigurosas consecuencias.

Ninguno de estos problemas los ha inventado la República (...). Cada uno de estas cuestiones, señores diputados, tiene una premisa inexcusable, imborrable en la conciencia pública, y al venir aquí, al tomar hechura y contextura parlamentaria es cuando surge el problema político.

Yo no me refiero a las dos primeras, me refiero a eso que llaman problema religioso. La premisa de este problema, hoy político, la formulo yo de esta manera: España ha dejado de ser católica; el problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español. 
Yo no puedo admitir, señores diputados, que a esto se le llame problema religioso. El auténtico problema religioso no puede exceder de los límites de la conciencia personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde a la pregunta sobre el misterio de nuestro destino (...).”

Azaña, Manuel. Diario de sesiones de las Cortes. 13 de octubre de 1931


4. Cartells de la Segona República

Cartells